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- Sep
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Ep. 32 Rendir cuentas
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¿Te gusta rendir cuentas de lo que haces?
Hay personas que se sienten ofendidas por rendir cuentas, e incluso dicen: «Tú me encargaste la responsabilidad, así que confía siempre en mí, no necesito rendirte cuentas de nada, porque soy una persona de confianza, estás ofendiéndome».
Pero, veamos lo que pasa en el Reino de los Cielos, conozcamos lo que dice Jesús:
«Por eso, el Reino de los Cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda.» Mateo 18:23-25
Entonces, este rey, que representa a Dios, les pide cuentas a todos sus siervos de lo que Él dio, de todas las enseñanzas, de todas las orientaciones, de todo lo que hizo por esos siervos. Como Dios hizo por Sus siervos, por eso, les pide que rindan cuentas.
Cuando empezó a hacer cuentas se le presentó un siervo que debía 10 mil talentos, es decir, uno de estos siervos estaba endeudado con Dios y no tenía con qué pagarle. Entonces, su amo ordenó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos con todo lo que tuviera para pagar la deuda.
Ya sabes, cuando llegas al final de tu vida, lo que me pasará también a mí, Dios hará la cuenta de todo lo que hice con lo que Él me dio como Su Palabra, Su Espíritu, el Nombre de Jesús, la Verdad, la enseñanza, la orientación, el cuidado y lo que hizo el Señor Jesús, Quien nos compró para que no seamos más esclavos del pecado.
Por eso, Dios puede exigirnos. Él Se ocupó de cada uno de nosotros y nos dio las condiciones para superar nuestros problemas, nuestras dificultades para que ya no seamos esclavos.
«Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: “Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré”. Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda. Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios, y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes”. Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo y te pagaré”. Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía.» Mateo 18:26-30
O sea, ese siervo había sido perdonado por el rey, le perdonó una deuda que era mucho mayor, 10 mil talentos. Él tuvo gran compasión con ese siervo porque ese siervo pidió, y, después, ese mismo siervo se encontró con otro que le debía, pero ¿qué hizo?
«… Y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: “Paga lo que debes”.»
¿Cuántas personas están en esta situación, en este momento? No están echándole mano físicamente, pero están asfixiando a las personas, incluso a las personas que aman. Asfixian a su padre, a su madre, a su hijo, a su jefe, a quien sea, y los está asfixiando porque en el fondo, muy en el fondo sigue pensando: «Igual, esta persona nunca hizo esto por mí, nunca creyó en mi…”
Y miran como si le estuvieran debiendo algo porque fue buena con ellos.
De hecho, muchos actúan como este siervo, que en lugar de tener la misma misericordia que Dios le tuvo, pudiendo haberse expresado igual hacia este consiervo, quien también le suplicó que fuera generoso, él no quiso. La Biblia dice que “no quiso”, es decir, era una opción, pero prefirió meterlo preso hasta que pagara la deuda.
¿Estás actuando así con alguien? ¿En alguna relación?
Bueno, ahora te toca a ti, a tu conciencia, porque algún día todos rendiremos cuenta de lo que nos enseñaron, de lo que tuvimos la oportunidad de hacer.
«Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. Entonces, llamándolo su señor, le dijo: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?». Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.» Mateo 18:31-35
Observa, todos nos sentimos ofendidos por algo desagradable que hizo otra persona, pero cuando nos aferramos a esa ofensa, asfixiamos a la otra persona.
En realidad, las mujeres tenemos mucho de eso, de asfixiar al otro con esa manera difícil, con esa bromita, con esa cara de mal humor porque sienten que la otra persona les debe atención, consideración, en fin. Solo que esto sigue siendo algo que ellas esperan de la otra persona.
Muchas personas actúan así, incluso un día yo me vi haciendo eso. También me encontré poniendo esta ofensa en mis ojos, es decir, cuando miraba a la persona, le exigía que hiciera mucho por mí, porque eso esperaba de ella. Sin embargo, Dios me hizo ver justo esta parábola del siervo despiadado, que fue una revelación para mí.
No nos damos cuenta hasta que Dios abre nuestros ojos y tú tienes, ahora, la oportunidad de ver tu reacción. ¿Cómo reaccionas ante alguien de quien esperas mucho? Quizás tienes muchas expectativas de tu madre, de tu jefe, de tu profesor o de alguien más, y por eso has actuado de esa manera, como el siervo malvado.
Dios perdonó tus pecados y no te condenó por todo lo que has hecho, por lo que hiciste en tu pasado. Sin embargo, olvidas la bondad que Dios te tuvo, la misericordia que mostró y no merecías, has sido riguroso con tu prójimo. ¡Qué triste!
¿Y cuántas personas que aparentemente están bien, tienen uniforme de obrera, hacen la obra, están activas en grupos, pero tratan al prójimo como si le debieran y buscan asfixiarlo con esa expectativa, con esta forma en el trato?
Miren lo que pasó… El rey, que representa a Dios, fue misericordioso con ese siervo, pero no fue misericordioso con su consiervo. ¿Qué fue lo que hizo el rey?
La Biblia dice que el rey le hizo pagar la deuda al siervo.
No creas que Dios Se pone contento por entregarte al diablo, Dios no tiene ese placer,
Él está indignado porque tuviste la oportunidad de aprender de tu Señor.
¡Así que perdona a tu hermano mientras tengas la oportunidad, porque puedes ser entregado a los verdugos hasta que pagues lo que debes!
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