Ep.33 -Deja de enfocarte en tu propia voluntad

El Reino de los Cielos no tiene nada que ver con nuestro reino.

En nuestro reino, todos queremos hacer nuestra voluntad, planear, sacrificar, trabajar e invertir para nuestra voluntad. Al final, todo siempre se dirige hacia nosotros mismos.

¿Pero qué hay del Reino de los Cielos? Es el Reino donde habita Dios, y no son muchos los que llegan allí, porque el Reino de los Cielos exige sacrificios de vida. Tú y yo, por ejemplo, mientras estamos vivos tenemos la opción aquí en la tierra de encaminarnos hacia el Reino de los Cielos o centrarnos en nuestro reino aquí, con nuestra voluntad, nuestro trabajo, nuestra familia, para hacer todo para nosotros mismos.

Tenemos dos opciones: mirar hacia el Reino de los Cielos, que es vivir toda la eternidad con Dios, o mirar hacia la tierra, donde vamos a invertir en estudios, en la casa, en la familia, en el trabajo, en las amistades, en el tiempo, y disfrutar de la vida que hay en este mundo.

Jesús dijo así:

«… No todos pueden aceptar este precepto, sino solo aquellos a quienes les ha sido dado. Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos… » Mateo 19:11-12

Los eunucos eran aquellos que, desde el vientre de su madre, no tenían intimidad, placer, y, a veces, eran castrados por los hombres y usados en el reinado para cuidar de la reina, así no tenían problema en tener intimidad con otro hombre, ya que el eunuco es un hombre que ya no tiene ese placer.

Pero hay eunucos que se han castrado a sí mismos por causa del Reino de los Cielos. ¡Mira qué hermoso es esto!

Imagínate tener la opción de tener placeres, pero castrarte de esos placeres por causa del Reino de los Cielos.

Quien sirve a Dios, hablando espiritualmente, se castra a sí mismo, deja de vivir para sus placeres por causa del Reino de los Cielos, por causa de la Salvación.

Y Jesús aún dice: «…El que pueda aceptar esto, que lo acepte.» Mateo 19:12

¡Muy fuerte! Porque hay personas que conocen a Dios y se sienten indignadas cuando tienen que ceder su propia voluntad. No aceptan, dejan a Jesús, se escandalizan por lo que tienen que pasar por la fe.

Por ejemplo, de no ser amado, vas a la universidad, a la escuela, y te etiquetan como una persona limitada, fanática, que no disfruta de la vida. Y es verdad. Existen aquellos que niegan su propia voluntad porque miran hacia el Reino de los Cielos.

Buscar el Reino de los Cielos es mirarlo, es desear estar allí, es pensar en Dios, es querer disfrutar de nuestro Padre Eterno.

El Reino de Dios, el Reino de los Cielos no es deseado por muchos, porque la gente está mirando las cosas aquí en la tierra y piensa que van a disfrutar algo aquí en este mundo. Y es cierto que puedes pasear, puedes hacer numerosas cosas que incluso traen placer, pero ¿sabes qué pasa? Todo eso pasa, eso no permanece dentro de ti.

Ahora, el placer que la Palabra que Dios nos trae no tiene comparación. Disculpa, sé que esto ofende a muchos que disfrutan, que se deleitan en sus voluntades, en su propio reino.

¡Y ahí está la diferencia! El Reino de los Cielos es para aquellos que niegan su propia voluntad, niegan su manera de ser. Y, obviamente, hay personas que solo hacen esto en el último momento de su vida, pero hay quienes viven negando su propia voluntad. Mientras están vivos y tienen la oportunidad de vivir sus voluntades, se niegan a sí mismos para vivir toda la eternidad al lado del Señor, nuestro Dios.

Y la opción es de cada uno. Tú eliges tu propia voluntad, alimentas tu propia voluntad.

¿Acaso alimentas el Reino de los Cielos o tu reino?