Ep. 23  ¿Cómo recibes la Palabra de Dios?

Ep. 23 ¿Cómo recibes la Palabra de Dios?

En nuestro reino, todos quieren ser comprendidos, Cada uno quiere hacer su propia voluntad, Pero Jesús dijo esto:

«Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino». Mateo 13:18-19

Entonces, la persona está leyendo la Biblia, meditando, yendo a la iglesia, tiene alguien que le habla de la Palabra de Dios, pero si al escuchar esta Palabra (que es de Dios) la persona no entiende, entonces le abre la puerta al diablo porque si ella no entendió, no la recibió.

Si no entiendes algo terminas por no recibir lo que te dijeron, por eso Jesús dice: «… viene el maligno y quita lo que fue sembrado en tu corazón», es decir, la semilla estaba en tu corazón, pero como no entendiste, entonces el diablo trae una idea y tú, muy fácilmente, te dejas llevar por malas ideas y pensamientos.

Este es el que fue sembrado junto al camino, y allí está el otro:

«Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, este es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que solo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae». Mateo 13:20-21

Entonces, para que entiendas, imagínate esta pequeña semilla que fue sembrada entre las piedras, oye la Palabra de Dios, la recibe con gozo, pero en el fondo no fue así. ¿Sabes cuando lo recibes de forma superficial? No se profundiza esa semilla bajo tierra.

Y como no tiene raíces, como fue plantado en rocas, no dura mucho. Y cuando vienen momentos difíciles en nuestra vida, persecución por causa de la Palabra, esta persona se ofende, es decir, se siente incomprendida, mal, juzgada y tantas cosas más, porque cuando escuchó la Palabra de Dios, trató de resolver las cosas el exterior, pero no el interior.

A veces, por ejemplo, una persona se cambia de ropa, se pone ropa más decente, pero no asume que la ropa que llevaba llamó la atención de los hombres, porque los hacía mirar con una intención diferente. Y hasta se cambia de ropa, pero por dentro sigue disfrutando de la sensualidad, de llamar la atención, de tener la mirada de los hombres. Entonces, en el fondo, ella no cambió porque entendió que existía el mal, sino que solo cambió para ser aceptada por un grupo de personas.

No veía el problema que había en su interior, su intención, su voluntad, su inclinación. En el fondo, ella no quería lo que era justo, solo quería encajar en un grupo.

Es muy fuerte que tengamos la elección y cosechar las consecuencias. Pero la gente lo que quiere es que Dios haga todo a su gusto, sin embargo, hay una consecuencia de lo que yo elijo. Entonces, si escucho la Palabra de Dios y no la entiendo, entonces el mal viene con otra idea y se lleva lo que se sembró en el corazón, esto es lo que se sembró en el camino.

Si ella recibe entre las piedras, que es la que escucha la Palabra de Dios y luego la recibe con alegría, sin siquiera tener que trabajar mucho, inmediatamente recibe con alegría. “Ah, es perdonar, por eso yo perdono”, pero en verdad no tiene raíz en sí mismo, cualquier cosa la ofende, más bien es de poca duración y cuando se trata de angustia, persecución, necesidad por causa de la Palabra, pronto se ofende.

«Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto». Mateo 13:22

Esta persona incluso escucha la Palabra, aparentemente está haciendo todo correctamente, pero pone más atención en el cuidado de su familia, su cuerpo, su salud, su dinero, su profesión, su estatus, por eso pone su enfoque en las cosas de este mundo, y la Palabra se ahoga y se vuelve infructuosa, porque ya no observa, ya no escucha la Palabra de Dios.

Ella siempre elige darles prioridad a sus preocupaciones en este mundo, por eso la Palabra se vuelve infructuosa, porque no disfruta, no se alimenta de esa Palabra, sino que deja su mente enfocada en las preocupaciones que tiene este mundo.

Pero hay uno que se siembra en buena tierra:

«Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, este sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta». Mateo 13:23

Esta persona no solo tiene la teoría, sino que escucha y comprende, ¿y cuándo sucede esto? Cuando pones en práctica la Palabra. Y así da frutos, es decir, da resultados.

Esta persona que recibió la Palabra fue humilde, reconoció sus faltas, da frutos. Y su fruto no es algo temporal, porque tiene raíces, fue recibido en buena tierra y aceptado.

¡Así que, evalúa cómo has escuchado la Palabra de Dios!


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