Episodio 188 – El detalle de quien ama

Después de que Jesús murió en la cruz, ¿qué sucedió?

«Después de estas cosas, José de Arimatea —la Biblia dice su nombre—, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras. Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos. En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. Por tanto, por causa del día de la preparación de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús». (Juan 19:38-42)

Observa qué interesante, como Dios usó personas que tuvieron consideración con el Señor Jesús, a José de Arimatea, que era un discípulo de Jesús, y a Nicodemo. Esos dos hombres de los que la Biblia habla actuaron, no fueron indiferentes con el cuerpo del Señor Jesús; tuvieron celo, cuidado, para guardar el cuerpo del Señor Jesús. En un sepulcro nuevo fue puesto el cuerpo del Señor Jesús, todo providenciado por Dios.

Observa que nada fue comprado de antemano, Jesús no preparó Su sepulcro, no pidió ofrendas para eso, a último momento, todo se encajó. ¿Qué tiene que ver eso conmigo y contigo? Esto me dice que servir a Dios es preocuparse por la voluntad de Dios, porque Él Se encargará de hacer todo lo que es necesario por mí.

Eso es lo que dice la Biblia. Dios usó a un discípulo, que incluso era miedoso, para que diera la cara y pidiera el cuerpo; Dios usó a Nicodemo, que también era un hombre que se Le acercó de noche, que era otro hombre que tal vez tenía miedo de profesar la fe en Jesús, a causa de los judíos que lo despreciarían. Los dos miedosos hicieron algo. Antes eran miedosos, pero, después de que Jesús murió, todo eso estaba hablando, les estaba hablado.

No hay forma de que alguien que vio el testimonio de Dios se quede indiferente a Él, quiere recompensar, quiere dar, quiere hacer algo en pro de Dios. ¿Y tú? ¿Acaso tienes esa necesidad de hacer algo por Dios, no para ser visto, sino para que Dios acepte tu ofrenda diaria? Porque nuestra ofrenda, nosotros Le ofrecemos a Dios nuestra vida todos los días, así como nuestras decisiones. ¿Y tú? ¿Tienes esta mentalidad de honrar al que pagó un alto precio por tu alma? Solo el que valora se preocupa por dar su ofrenda con cuidado, con cariño, con lo mejor.

Jesús hizo tanto por mí y es impagable, ni todo el oro de este mundo lo puede pagar, incluso porque fue Él mismo quien lo creó. El valor que Dios quiere de vuelta es nuestro amor a Él, es nuestra consideración, es amarlo, independientemente de lo que ha sucedido en nuestras vidas, es amarlo por perdonarnos, por creer en nosotros, por perseverar.

¿Cuántos errores, cuántas cosas hicimos mal, que Lo lastimaron, pero Él insistió, perseveró y ha perseverado? Este tiempo que has tenido es la oportunidad que Dios te ha dado para que cambies, para que Lo ames. Él te amó independientemente de lo que tenías para ofrecer. ¿Qué tengo para ofrecer comparado con lo que Él tiene para ofrecer? Él es perfecto. Yo doy trabajo, nosotros Le damos trabajo, sin embargo, Él nos amó, fue responsable y ha sido responsable; siempre está presente para hablarnos, para enseñarnos.

Esto es lo que me gustaría que observaras de parte de Dios, porque, tal vez, todo lo que ves es tu mundo, las cosas que te faltan, y no has observado lo que Dios ha hecho por ti.