Episodio 172 – LA INSPIRACIÓN QUE VIENE DE DIOS – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

Hemos estado hablando de “Quién es Dios”, según el libro de Génesis, el principio de todo.

¿Y recuerdas que Jacob estaba trabajando para su tío Labán? Y su tío, haciendo uso de su inteligencia, estaba siendo bendecido a través de Jacob, mientras su rebaño se multiplicaba y todo lo que Jacob hacía prosperaba.

Obviamente su tío Labán lo disfrutaba y no quería perder a Jacob, quien ya había pedido irse y llevarse consigo a sus esposas y todo lo que había adquirido durante esos años trabajando con su tío.

Pero Labán dijo: «¡No, no, quédate conmigo! Pídeme un salario y te lo pagaré». Entonces, Jacob accedió a quedarse, pero el día que le dijo a su tío cuál sería su salario (que serían los corderos que nacieran manchados, rayados y moteados), su tío Labán, muy astuto, envió a sus hijos y sirvientes a separar y quitar los animales manchados, rayados y moteados, para que no conciban otros.

Pero Jacob tuvo una inspiración de Dios:

«Entonces Jacob tomó varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y les sacó tiras blancas de la corteza, descubriendo así lo blanco de las varas. Y colocó las varas que había descortezado delante de los rebaños, en los canales, en los abrevaderos, donde los rebaños venían a beber; y se apareaban cuando venían a beber. Así se apareaban los rebaños junto a las varas; y los rebaños tenían crías rayadas, moteadas y manchadas. Y Jacob apartó los corderos, y puso los rebaños en dirección a lo rayado y a todo lo negro en el rebaño de Labán, y puso su propio hato aparte; no lo puso con el rebaño de Labán. Además, sucedía que cada vez que los más robustos del rebaño se apareaban, Jacob ponía las varas a la vista del rebaño en los canales, para que se aparearan frente a las varas; pero cuando el rebaño era débil, no las ponía, de manera que las crías débiles vinieron a ser de Labán y las robustas de Jacob. Así prosperó el hombre en gran manera, y tuvo grandes rebaños, y siervas y siervos, y camellos y asnos. (Génesis 30: 37-43)

Recuerda que Jacob era un niño tranquilo, que se quedaba con su madre, que cocinaba, no era astuto.

Pero cuando miras lo que es importante, que es la bendición de Dios, ser bendecido por Dios, entonces Él te da sabiduría, te inspira, te guía y te muestra qué hacer. ¡Esta es la bendición de Dios!

Mira que Labán no tenía la bendición de Dios, por lo que trabajó inteligentemente, pero aun así, solo se empobreció. Labán, que era el líder de Jacob, se quedó con menos, su rebaño era débil y el de Jacob fuerte. ¿Por qué? Porque Dios estaba con Jacob.

Y eso es lo que tienes que querer: que Dios esté contigo. Si miras el oro, las cosas de este mundo, las ventajas, no querrás a Dios, no querrás la bendición de Dios, querrás oro. Pero cuando miras a Dios que es el que tiene la bendición, que es el que instruye, y quieres a Dios, entonces Él te da todo lo que es necesario.

¡Aprende de Dios, aprende a ser sincero! ¡Mira a Dios, para que tengas Su bendición!