Episodio 171 – El odio de los que no aceptan a Jesús

Episodio 171 – El odio de los que no aceptan a Jesús

¿Alguna vez has observado cómo manejas la responsabilidad que Dios te dio?

El Señor Jesús trató con mucha cautela cuando estuvo aquí en este mundo, con todos los que Dios Padre le había entregado.

Y antes de ascender a los cielos, hizo una oración:

«Pero ahora voy a Ti; y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos.» (Juan 17:13)

Jesús sabía que Su misión en este mundo era guardar a los que Dios le había dado, alimentarlos con fe, verdad, disciplina, corrección, orientación, pero había llegado el momento en que Jesús fuera al Padre, y eso tenía que suceder, para que el gozo fuera completo en aquellos que aceptaron a Jesús y guardaron Su Palabra.

Hasta entonces no habían tenido gozo completo, pero lo tendrían después de que Jesús ascendiera a Los Cielos.

Y esto es muy interesante, porque mucha gente no entiende que los momentos difíciles, el dolor, nos hacen tomar una decisión, y tenemos dos maneras de afrontar la situación: buscar a Dios con todas nuestras fuerzas y aceptar la verdad o defendernos de todas las verdades que se nos presentan.

Y esto sucedería cuando Jesús ascendiera al cielo, porque en ese momento los discípulos se darían cuenta de que les faltaba la Presencia del Señor Jesús, les faltaba Su verdad, Su guía, la calma, la paz, la estabilidad, lo iban a extrañar mucho.

Y en esa ausencia, tomarían una decisión: buscar a Dios o seguir con sus vidas y olvidar todo lo que aprendieron del Señor Jesús.

Sabes, los momentos difíciles de mi vida me hicieron tomar una decisión: abandonar mi justicia, que me engañaba. Y siempre llegan estos momentos, momentos en los que tengo que descubrir la verdad, que no sabía de mí mismo.

Y esto pasa en momentos de dolor, de dificultades, porque es en ellos que tenemos una participación más intensa, y así he tenido muchas experiencias con Dios.

El Señor Jesús dijo:

«Yo les he dado Tu Palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco Yo Soy del mundo.» (Juan 17:14)

La Palabra de Dios habla la verdad, muestra lo que es justo, lo que es correcto, la disciplina. La Palabra de Dios expone lo más escondido dentro de una persona.

Sin embargo, a la sociedad no le importa la justicia, muchas personas en este mundo incluso tienen odio de Dios, rabia por Dios, rabia por la vida, y no quieren someterse, someterse a la Palabra de Dios, pero quieren someterse a sus sentimientos de venganza, de odio, de guardar rabia y llevarlo a lo largo de su vida, sembrando esta amargura en otras personas.

Y cuando una persona tiene odio, rabia, este problema dentro de sí misma, termina llevando esta semilla a otras relaciones, a sus hijos, a su esposa, a su esposo, a sus padres, a sus amigos, en el trabajo, nada funciona, nunca se hace realidad, siempre hay un agujero dentro de sí.

Esto es lo que le pasa a la gente que no recibe la Palabra de Dios, no quieren creer más, porque es una elección, tú crees cuando eliges creer.

Jesús dice que dio la Palabra, pero el mundo, la sociedad, los que no quieren someterse a la Verdad, quieren la ilusión, su camino, y terminan odiando a los que recibieron la Palabra. Y quien recibe la Palabra ya no pertenece a este mundo de odio.

Jesús no es del mundo, y todos los que reciben la Palabra del Señor Jesús no reciben el mundo, las sugerencias del mundo.

«No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.» (Juan 17:15)

Jesús no nos libra de afrontar las dificultades a causa de la fe. Tendrás dificultades a causa de la fe, porque quieres hacer lo correcto. Y en este momento de ser odiado por el mundo, por no pertenecer a esta sociedad con su violencia, chismes, falsedades, odios y mentiras, estarás tentado a enfadarte, a tener malicia, y, por tanto, autoprotegerte, pero esto termina haciéndote daño, porque empiezas a mirar con malos ojos.

Entonces, el Señor Jesús está pidiendo a Dios Padre que nos libre de este mal que quiere seducirnos. El Señor Jesús sabía, habiendo vivido aquí en este mundo, Él fue tentado en todo, por eso cuando ora por nosotros, sabe muy bien de las tentativas del mal que quieren seducirnos.

«Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.» (Juan 17:16)

La persona que se aferra, que se apega, que acepta la Palabra de Dios, no será de este mundo, porque, así como el Señor Jesús no era de este mundo, ella no acepta doblegar su alma a sus sentimientos por aquello que le hace mal.


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