160 -Si no sirves a Dios, no hay manera de que puedas tener parte con Él – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

160 -Si no sirves a Dios, no hay manera de que puedas tener parte con Él – [SERIE – ¿QUIÉN ES DIOS?]

Conozcamos qué hace Dios cuando alguien es despreciado. En este caso, Lea era despreciada por su propio marido, que amaba a Raquel más que ella.

Lea fue entregada por su propio padre a Jacob, quien estaba esperando a Raquel. Jacob se sintió engañado y se sintió con derecho a tener a Raquel, la hermana de Lea. Una semana después de casarse con Lea, tuvo a Raquel.

“Y concibió Lea y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén, pues dijo: Por cuanto el Señor ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará. Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto el Señor ha oído que soy aborrecida, me ha dado también este hijo. Así que le puso por nombre Simeón. (Génesis 29:32-33)

Bueno, Dios habla. Sí, Él nos habla a todos a través de situaciones. Cuando es despreciado, por ejemplo, Él le ve y satisface sus necesidades según lo que necesita. En este caso, Lea recibió otro hijo de Dios.

Observe que Raquel aún era estéril y Lea ya le había dado dos hijos a Jacob. Esto también le habló a Raquel, porque ella estaba muy feliz de ser amada por su esposo y, a consecuencia de ello, no hizo ningún esfuerzo por buscar a Dios, porque todo estaba a su favor. Si bien Lea era despreciada, Dios mismo trabajaba en su interior.

Quizás usted no lo entienda, pero hay situaciones en nuestras vidas que son una oportunidad para que Dios haga Su Obra dentro de nosotros. Si Él presta atención a todo lo que desea, no aprenderá a depender de Él, como sucedió con Raquel (ella permaneció estéril mientras Lea tuvo hijos).

¿Qué le estaba diciendo esto a Raquel? Que se suponía que debía buscar a Dios. ¿Pero ella lo buscó? Bueno… las situaciones le están diciendo lo que Dios quiere que haga, que es, principalmente, acercarse y depender de Él. Él quiere tener acceso a usted, quiere participar con usted, como fue con Jesús, cuando lavó los pies de los discípulos. Dijo que, si Él no les lavaba los pies, no tendrían parte con Él. En otras palabras, si Él no sirve, no hay manera de que la persona tenga parte con Él (y viceversa). Por eso necesitamos servir a Dios.

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