- 17
- Jul
- 2024
Ep. 06 Si no te esfuerzas, no entrarás al Reino de los Cielos
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Hablemos del reino aquí en este mundo, cuando se trata de justicia, miramos a los que normalmente están arriba, que tienen una posición, porque deben ser justos, ¿no es verdad?
Por ejemplo, los niños miran a sus padres y piensan:
«Caramba, mis padres tienen que ser un ejemplo, no pueden cometer errores». Los empleados miran a su jefe y piensan que no puede fallar en nada. Siempre que alguien está arriba, los de abajo depositan en él todas las expectativas.
Nota lo que el Señor Jesús dice acerca del Reino de los Cielos:
«Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». Mateo 5:20
Es muy común que veamos los errores de los demás y juzguemos, este es el tipo de reino en el que estamos.
Nuestra carne tiende a mirar a los demás y no mirarse a sí misma, esta es la tendencia humana, pero Jesús dice que «si vuestra justicia no excede», es decir, si no supera, se destaca, «de la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos».
Entonces, a veces, exigimos mucho a los demás, sobre lo que tienen que hacer, a los que están por encima de nosotros, pero Jesús dice, en otras palabras: «Mira, no pienses que puedes juzgar, sino que tienes que superar lo que estás viendo».
Vences a lo que ves, si ves a los escribas y fariseos siendo hipócritas, si abusan de su autoridad, entonces tienes que destacarte, es decir, no puedes dejar que tus ojos te contaminen, te dejen estancado en la fe, pero tienes que desenvolverte, por eso Jesús dice así:
«…no entraréis en el reino de los cielos». Mateo 5:20
Es decir, si no vences, si no sobresales, si no te superas, es decir, si no vences, entonces no entrarás al Reino de los Cielos.
De repente, aquí haces todo bien, pero allá en el Reino de los Cielos hay un protocolo, y ese protocolo es que aquí tienes que ser ejemplo, y no te puedes contaminar con lo que hacen las personas, si cometen errores, si son injustos, si son carnales, ¡tú no puedes serlo! ¡Piensa en tu alma!
Y cuando hablamos de tu alma, se trata de lo que has juzgado, de lo que te hablas a ti mismo, de lo que alimentas en tu mente y terminas juzgando.
Bueno, este detalle habla de tu alma, y Jesús está hablando de ella. Para llegar al Reino de los Cielos tenemos que observar estos detalles de nuestra alma, porque de eso se trata el Reino de los Cielos. Para ser salvo, debes cuidar minuciosamente tu alma. Así que observa, presta atención a tu alma, porque sabes, todas tus ocupaciones y distracciones no te permiten realizar una autoevaluación.
Y cuando Jesús habla de nuestra justicia superior a la de los escribas y fariseos, es porque vemos personas religiosas, que no toman con tanto cuidado la Palabra de Dios, demoran y, a veces, juzgamos por eso.
Y cuando nos miramos a nosotros mismos, empezamos a ver nuestros propios comentarios que hacemos dentro de nosotros mismos, vemos que así es como actúa Dios. Dios no es así. Él tiene derecho a juzgar, puede juzgar, porque Él es Perfecto, pero cuando alguien se equivoca y le pide perdón a Dios, Él inmediatamente quita todo pasado, lo deja atrás, lo lanza al mar del olvido, lo olvida por completo.
Dios mismo hace esto, pero ¿qué hacen muchas personas? Siguen pensando en lo que pasó, como si todo estuviera vivo, echándoselo en cara, y no siempre hablando, sino en su forma de vivir, de ver, porque no cambia. Entonces, cuando se habla de justicia significa superación, superar ese sentimiento de querer juzgar. Si no te superas, entonces estás al nivel de los escribas y fariseos, aquellos que cometen pecados y son carnales.
Tú y yo tenemos que ser conscientes de lo que nos viene a la mente, de lo que nos hablamos, de lo que alimentamos dentro de nuestra mente, de cómo nos comportamos. Y, cuando hacemos una valoración, la comparamos con lo que está escrito, con lo que estamos viviendo, vemos que necesitamos cambiar, pedir perdón, mirar diferente, actuar diferente.
Y yo le hablaba así a Dios: «Padre mío, eres tan hermoso, porque no actúas como nosotros actuamos. Cómo necesito reflejarme en Ti, cómo necesito mirarte, cómo necesito tener al Señor como referencia, observar quién es el Señor para poder ser igualmente como el Señor».
Y así es como Dios obra en la persona que lo busca, que quiere hacer lo que agrada a Dios. Pues estás teniendo la oportunidad en este Ayuno de Daniel de desarrollar tu fe, desarrollar tu relación con Dios.
Cuídate y no seas terco pensando que la culpa es de las personas.
Mírate a ti mismo, porque ciertamente hay algo ahí en lo que puedes trabajar.
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