Ep. 07 ¿Qué es lo que no se debe hacer en la oración?

En este mundo a todo el mundo le gusta aparentar que le va bien, que es dueño de sí mismo, que es responsable y quiere darse una buena reputación.

Pero ¿Qué pasa con el Reino de Dios? ¿Será que puedes agregar, puedes actuar de la misma manera que el mundo enseña? ¿Puedes tener una apariencia para Dios?

Averigüemos qué dice Jesús:

«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa». Mateo 6:5

Quizás eres una persona que va a la iglesia, que ora en voz alta, le gusta mostrar que es activa, practicante, pero todo con la intención de ser vista por los hombres. ¿Y por qué ser visto por los hombres y no ser visto por Dios? Si estás hablando con Dios, ¿para qué quieres que te vean los hombres?

¡Ah, todos lo sabemos! Porque quieren ser elogiados, quieren alcanzar la gloria para sí mismos, de manera deshonesta, falsa, porque no tienen el placer de hablar con Dios ni la necesidad de hablar con Dios, sino que solo lo hacen para ser vistos por hombres. ¡Mira qué diferencia!

Por eso eran hipócritas, porque la intención era ser vistos por los hombres, tener buena reputación entre los hombres, pero Jesús dijo esto:

«… En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará». Mateo 6:5-6

Cuando tenemos algo que hablar con Dios, es sobre nuestra alma, imagínate cuando vas a hablar de tu alma para ser vista por los hombres, entonces no serás sincero.

Jesús nos enseña a entrar en la habitación y cerrar la puerta, pero ¿Cómo podemos hacer esto cuando estamos en la iglesia, en un lugar público? No puedes entrar a tu habitación física, pero debes entrar en tu intimidad, y cerrar la puerta a esos pensamientos sobre otras personas y cosas que no son tus propias palabras.

Jesús dice: «Ora a tu Padre», es decir, no ores pensando en las personas, no ores para cumplir un deber, sino ora a tu Padre que está en secreto y tu Padre, que ve en secreto, te recompensará públicamente.

Quiere decir, Dios me ve, no necesito hacer algo que llame la atención de los hombres, pero necesito llamar la atención de Dios. Y este llamar la atención de Dios es cuando me expongo, cuando me abro, le hablo de quién soy, y sin preocuparme por lo que los demás piensen de mí.

Cierra esa puerta y esas ventanas que posiblemente quieran entrar en tu mente mientras hablas con Dios.

Habla de quién eres, y nuestro Padre, que ve en secreto, te recompensará públicamente.

Es Dios quien premia, y públicamente. No necesitas buscar esta recompensa, deja que Dios te recompense públicamente. Deja que Dios exalte, honre lo que has hecho en tu intimidad con Él.

Por eso, siempre debes realizar este tipo de oración con sinceridad, enfocándote en tu intimidad con Dios, estés donde estés, ya sea en casa, en el trabajo o incluso en la iglesia. Jesús habla de algo muy importante sobre la oración:

«Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería». Mateo 6:7

Cuando empiezas a repetir, no te concentras en lo que estás diciendo. Serás escuchado por lo que expones a Dios, tu transparencia, tu sinceridad, porque Dios ama eso.

Necesitas prestar atención a lo que le has estado diciendo a Dios, porque quizás has sido religioso, diciendo las mismas palabras que no dicen nada de ti. ¿Sabes cuando esa persona que habla, habla, habla y no dice nada de ella? ¿Qué sigue intentando engañarte, hablando de historias diferentes y excluyéndose de quién es? Eso es lo que Dios ve.

Dios ve si no eres original, si no eres sincero. Ahora, cuando eres sincero, Dios te ve y quiere recompensarte.

No eres tú quien necesita seguir recompensándose para que los demás lo vean. ¡Esto no es original! ¿Imaginas tener una relación con alguien para que los demás te admiren?

Por amor de Dios, valórate y sé honesto contigo mismo, aprovecha este Ayuno de Daniel para ser verdaderamente original y sincero, porque así no serás hipócrita, ¡no te equivocarás!