Ep. 05 El cuidado minucioso de la Fe

¿Cómo es nuestro mundo aquí? Cometemos errores y no dejamos de ser quienes somos, por ejemplo, médicos, maestros, incluso un sacerdote, un pastor, una esposa de pastor, un obrero, la persona no cambia de un puesto de un momento a otro. Si comete un error y no se arregla, aparentemente todo seguirá igual, pero las cosas irán apareciendo con el tiempo.

Aquí en este mundo mucha gente se aprovecha porque se equivoca y no pasa nada delante de todos, entonces terminan siendo «sinvergüenzas», y siguen cometiendo sus errores, no se disciplinan y ya está.

Pero ¿qué pasa con el Reino de los Cielos? ¿Cómo es eso? Ahora sabrás lo que sucede:

«Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos…» (Mateo 5:19)

En otras palabras, si tú aquí en la tierra fueras un presbítero, un hombre de Dios, una mujer de Dios, que enseñaba a otras personas, pero violaba algunos mandamientos, enseñaba, pero no practicaba, en el Reino de los Cielos serás llamado menor.

Entonces, eso significa que cuando lleguemos al Reino de Los Cielos estarán los mayores y los menores:

«… Pero cualquiera que los guarde y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.» (Mateo 5:19)

¡Mira la diferencia! No harás trampa en el cielo. Si aquí en la tierra has llevado tu vida sin temor, sin disciplina, sin respeto, incluso hablas y enseñas, pero no prácticas, debes saber que en el Cielo serás pequeño.

Aquí en el reino de este mundo aparentemente estás teniendo suceso, pero allá en el Reino de los Cielos será evidente, y cada uno tendrá el honor de ser llamado el menor o el mayor.

Por eso aquí en esta vida hay que tomarlo en serio, es decir, lo que estoy enseñando lo tengo que practicar, porque si no lo práctico, allá en el Reino de los Cielos me llamarán menor.

Y la Biblia dice explícitamente: «Cualquiera, pues…», es decir, no importa el puesto que tenga la persona en la iglesia, no importa si nació en la iglesia, si es hijo de pastor.

Es necesario tener mucho cuidado, tener temor de las cosas del Reino de los Cielos, con las cosas espirituales, porque no hay nada oculto que no haya de ser revelado.

Las cosas de Dios son delicadas, hay que tener cuidado con el alma, porque ahí está el pecado de despreciar, de dejarlo para después.

Tenemos que ser muy cuidadosos. Tomo esta palabra para mí, porque ¡ay de mí si no tengo este temor, este cuidado de mi alma!, fracasaré.

Me gustaría que se dieran cuenta de esto, porque la gente comete pecados y pecados, y son «sinvergüenzas» al cometer pecados, porque no ven ninguna catástrofe en ese momento, en aquel instante, pero sucede más tarde.

Es como un problema de salud, una persona come cualquier cosa, muchos dulces, azúcar, y en ese momento no siente nada, incluso siente placer al comer dulces, pero luego se inflama, genera dolor, inflamación.

Y lo mismo ocurre con la vida espiritual. En el momento en que cometes el pecado, no te das cuenta de nada, entonces llega la cuenta.

Por eso debes tomarte las cosas en serio. ¡Aún hay tiempo!

Mientras estés vivo, todavía hay tiempo para arrepentirte, todavía hay tiempo para autocorregirte, para temer a Dios.

Y el temor no se puede enseñar, o lo tienes o no lo tienes. Piensa en esto y cuida tu vida espiritual, este Ayuno de Daniel es tu oportunidad de hacer todo diferente a partir de ahora.