Situaciones difíciles revelan quién es quién

¿Recuerdas la historia de José, cuando interpretó el sueño del Faraón?

«Entonces habló Faraón a José: En mi sueño, he aquí, yo estaba de pie a la orilla del Nilo. Y vi siete vacas gordas y de hermoso aspecto que salieron del Nilo; y pacían en el carrizal. Pero he aquí, otras siete vacas subieron detrás de ellas, pobres, de muy mal aspecto y flacas, de tal fealdad como yo nunca había visto en toda la tierra de Egipto. Y las vacas flacas y feas devoraron las primeras siete vacas gordas.

Pero cuando las habían devorado, no se podía notar que las hubieran devorado; pues su aspecto era tan feo como al principio. Entonces me desperté.  Y he aquí, en mi sueño también vi que siete espigas llenas y buenas crecían en una sola caña. Y he aquí que siete espigas marchitas, menudas y quemadas por el viento solano, brotaron después de aquellas; y las espigas menudas devoraron a las siete espigas buenas.» Génesis 41:17-24

El sueño del Faraón muestra el mal venciendo al bien. Muchas veces, en nuestra vida, tenemos la Palabra de Dios que nos enseña lo que es perfecto y lo que nos conviene, pero, cuando enfrentamos situaciones en las que fallamos repetidamente, como en los dos sueños del Faraón, el mal acaba venciendo al bien.

En el caso del Faraón, el hambre vendría sobre la tierra para que, en el fondo, todos conocieran quién realmente era quién dentro de la familia de Jacob.

Aunque José fue el elegido para ser el gobernante y usado por Dios para traer libramiento al pueblo, el plan de Dios era aún mayor: preparar el camino para la venida del Señor Jesús.

¿Pero de cuál de los hijos de Jacob vendría el Señor Jesús? José ya estaría descartado por haberse casado con una egipcia. Entonces, tendría que ser uno de los hijos que actuaron mal. Pero, ¿Quién tomó para sí la responsabilidad de su error? ¿Quién mantuvo su espíritu turbado, incomodo? Solo Judá:

«Entonces Judá se le acercó, y dijo: Oh señor mío, permite a tu siervo hablar una palabra a los oídos de mi señor…, Ahora pues, te ruego que quede este tu siervo como esclavo de mi señor, en lugar del muchacho, y que el muchacho suba con sus hermanos.» Génesis 44:18-33

Toda aquella hambre reveló la situación de cada uno. Todos tuvieron una lección, principalmente los de la familia de Jacob.

Al leer toda la historia de José, te darás cuenta de que los otros hermanos no se incomodaron con el error y actuaron sin responsabilidad. No consideraron el dolor que causaron a su padre Jacob.

Y al final, ¿Quién no considera a su padre terrenal va a considerar a su Padre Celestial?

Muchas personas solo tienen la conciencia de la Palabra de Dios, pero no traen vida para sí mismas, no asumen la responsabilidad de sus actos ni buscan ayuda en Dios, por eso no cambian de vida.