Servir (6ª Parte)

Viviane Freitas

  • 18
  • Ago
  • 2016

Servir (6ª Parte)

  • 18
  • Ago
  • 2016

Continuando el tema “servir”, hoy abordaremos el asunto: Paciencia

¿De qué forma podemos practicar esta virtud y a quién debemos tener como ejemplo?

Incluso con situaciones difíciles, traumas, problemas y vicisitudes, cuando somos invitados y aceptamos tener un encuentro personal y verdadero con el Señor Jesús, todo nuestro pasado se transforma en experiencia y testimonio.

Mientras tanto, cuando Jesús aún acompañaba a Sus discípulos el equipaje interior de cada uno de ellos aún era visible, cuando aún no habían pasado por el bautismo con el Espíritu Santo. Siendo así, su visión aún no será espiritual, como podemos verificar en el versículo:

“Entonces llegó a Simón Pedro. Este le dijo: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?

Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después.” (Juan 13:6-7)

Observa la paciencia del Señor Jesús en comprender el tiempo de Pedro…

Habitualmente no revelamos este tipo de paciencia con las personas al nuestro alrededor. Procuramos que nos acepten, que nos entiendan, pero difícilmente nos colocamos en el lugar de alguien, sobretodo cuando pensamos que este no comparte la misma “visión espiritual” que nosotros.

A veces acusamos, criticamos, decimos: “Ella no quiere oír; ya lo dije más de mil veces; ya hablé, orienté… Es la persona que no quiere nada con nada…”

Observa que el Señor Jesús “se arriesgo”, invirtiendo en hombres que aún no habían nacido de Dios. Los enseñó, ¡viviendo en medio de ellos como el propio ejemplo de humildad y paciencia!

¿Y por qué? Porque Su intimidad con Dios Le hacía saber que, en el tiempo correcto el Padre haría que se multiplicase la palabra sembrada dentro de cada uno de ellos.

El Señor Jesús percibió que Pedro no había entendido Sus Palabras, pero aún así no lo acusó, no insistió, no le puso una carga que él no tendría condiciones de soportar.

En lugar de esto lo exhorto a la obediencia, sería la única cosa necesaria en aquel momento para permanecer en la misma unidad de espíritu.

E incluso con el “hijo de la perdición” – Judas – Jesús fue paciente, no apresurando su hora, pero dándole oportunidades continúas de arrepentimiento durante el tiempo en que estuvieron juntos.

Nuestra intolerancia y falta de paciencia con el prójimo, puede revelar un tipo de “arrogancia” espiritual que nos aparta del primordial objetivo para el cual Dios nos llamó; alcanzar almas. Y no podemos decir que el Señor Jesús era “diferente” una vez que Él Se hizo carne para sentir y enfrentar exactamente los mismos desafíos que nosotros.

Pero si hay un “detalle” que puede cambiar todo: ¡El Señor Jesús no miraba para Si mismo!

Él no esperaba recibir para dar;

Él no esperaba la comprensión para comprender;

Él ejercía “justicia” a favor del Reino de Dios, y no una justicia propia, basada en sentimientos;

Él no esperaba ser entendido para transmitir Verdad, pero sabía que el tiempo correcto de la revelación de Dios llegaría a través del bautismo con el Espíritu Santo.

Él tenía paciencia porque era paciente en la certeza del cumplimiento del plan de Dios para cada vida, empezando por la Suya.

Cuando procuramos entender a cada persona como nosotros mismos hemos sido entendidos por Dios, tenemos “parte con ella”, compartimos sus historias, y sólo así tenemos el privilegio de acceder a su “equipaje” con el fin de que seamos usados por Dios para ayudar. ¡No puedes recibir este “espacio” o tener este tipo de acceso, sino escoges dar de ti a los demás en primer lugar!

«Dad, y os será dado; (…). Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.“(Lc.6:38)

Debemos vaciarnos de nosotros mismos a semejanza de lo que hizo el Señor Jesús, para que a través de nuestra entrega y del cuidado con nuestra propia alma – en primer lugar – podamos tener la oportunidad de alcanzar a muchos.

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

6 comentários

  1. Buenas tarde mucha veces dice uno, yo hable con tal joven pero sigue con lo mismo,como que uno si impacienta sinceramente,pero mirar a ella como si fuéramos que en ese momento yo estoy en su problema y dejar que Dios haga su parte como Jesús hizo su parte tubo y tiene tanta paciencia con nosotros, por que yo no,mostrar a mi mismo que ese fruto del Espíritu Santo hay que poner en practica y no desesperarse y quedar todo atribulada por personas que tarde o temprano vamos a ver a la semilla florecer, mucha gracias MI DIOS POR CADA PALABRA DICHA EN ESTE TEXTO

    Ver más
  2. Es verdad cuantas veces una es impaciente. Solo basta querer cambiar y en vez de pensar en uno mismo, pensar en quienes nos rodea y ser pacientes. Creer que nuestra semilla dará buenos frutos en el día de mañana.

    Ver más
  3. Amen

    Ver más
  4. HOLA SEÑORA VIVIANE DIOS LE SIGA BENDICIENDO RICAMENTE.
    YO ANTES DE CONOCER AL SEÑOR JESÚS ERA SUMAMENTE IMPACIENTE, ES MÁS NO LOGRABA SOPORTAR MUCHAS SITUACIONES Y HASTA ME SALÍA DE CONTROL.
    AÚN SIGO ORANDO PARA APRENDER A TENER PACIENCIA PORQUE RECONOZCO QUE TODAVÍA ME FALTA MUCHO POR APRENDER, PERO CUANDO SIENTO QUE ME ESTOY OFUSCANDO PIENSO EN DIOS Y COMO ÉL HA TENIDO PACIENCIA CONMIGO ESO CONTROLA Y TRANQUILA. DOY GRACIAS A DIOS POR HABERME TRANSFORMADO.

    Ver más
  5. Hay que tener la misma paciendia que Dios a tenido y Sigue teniendo con nosotros. Para con Los demas

    Ver más
  6. tenemos que ser usado por Dios para ayudar a otra persona y nosotros tenemos que cuidar de nuestra alma y cuidar de las almas que andan sufridas para poderlas ayudar con el espíritu de Dios

    Ver más