- 31
- Oct
- 2012
Ser llamado
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¿A quién llamas para que te auxilie o para dar responsabilidades?
¿No es a la que aprovecha la oportunidad y se hace escogida? Aquella que sus actitudes son inevitables de no admirar.
“Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura. Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa. Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo.” (Lucas 19:2-6)
Dime, lector: ¿Quién aprovechó la oportunidad? ¿Quién se escogió?
Cuando tomamos actitudes definidas – que nos cuestan – es porque tenemos un objetivo. Y es exactamente aquí… que nos hacemos escogidos para llamar la atención de Dios. Es así… que permitimos que Dios nos llame.
Él observa cada ser humano, y no se queda indiferente a los que tienen el objetivo de conocer la verdad.
Aquí se cumple este versículo, que me llamó mucho la atención:
“Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame.” (Hechos 2:39)
Imagina, Dios llamando…
Esto me hace pensar… y mucho.
Cuando lo leí, me acordé de que Dios no hace acepción de personas, y también de que somos nosotros que nos hacemos escogidos y llamados por Él con nuestras actitudes.
Yo misma he visto suceder esto en mi vida. Y es verdad… Dios llama según el espíritu de cada uno:
Si mi espíritu es indignado en contra de la injusticia.
Si mi espíritu vigila.
Si mi espíritu tiene temor.
Si mi espíritu da importancia a cada detalle de la Palabra de Dios.
¿Qué crees? ¿Que yo me quedo aparte, o que me hago escogida?
Dios respeta nuestro libre albedrío y, por eso, queda evidente quién es quién: Quien realmente tiene una llama ardiente de servir a Dios, no de cualquier forma, sino de forma racional, única y de calidad.
Esto me recuerda a la historia de mi padre, Obispo Macedo. El fuego que quemaba en su ser de ganar almas y servir a su Señor. Cuando eso nace dentro de un ser humano, es el llamado de Dios hacia aquella persona.
Y ese llamado habla al respecto del propio espíritu de la persona.
La pregunta que te hago es: ¿Cuál es tu espíritu? ¿Llamas la atención de Dios con tus actitudes? ¿o simplemente eres uno igual a la multitud?
Quien destaca queda en evidencia, además de hacer una revolución en la vida de innumerables personas.
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Johana Muñoz
23 octubre, 2014 a 23:2
La verdad total a veces nosotros podemos cambiar ciertas cosas dentro de la casa de Dios y nos hacemos indiferentes a veces nos indignamos en ver algo que no esta bien hacha en la casa de Dios y nos indignamos mas no dejamos que ese espirotu trabaje en aquello para asi llamar la atencion de Dios y hacer la diferencia y ser escogidos por Dios…
robiana
10 febrero, 2013 a 3:2
esto llamo muchisimo mi atencion para reflexionar
Quien destaca queda en evidencia, además de hacer una revolución en la vida de innumerables personas.