Relaciones – Complejo de perfecta

Viviane Freitas

  • 23
  • Feb
  • 2013

Relaciones – Complejo de perfecta

  • 23
  • Feb
  • 2013

Trabajando en la computadora, concentrada en lo que estoy haciendo; respondo los e.mails que se acumularon durante la semana, intentando organizar la bandeja de entrada.

Es una característica normal en la mayoría de las mujeres – mientras que no alcanzamos lo que definimos como “organizado”, nuestra conciencia no nos deja en paz.

Esta claro que cada una tiene su propia definición de organización, y algunas son más exigentes que otras.

Con la cabeza pensando en 1001 cosas al mismo tiempo, recuerdo de un recado importante que tengo que dar. “- Ana, mañana necesito que envíes un e.mail recordando la reunión del Martes, por favor.”

Silencio

”- ¿Ana?, levanto la cabeza al no oír ninguna respuesta.

¿dónde están ellas? ¿por qué estoy sola? – Viene a mi pensamiento, pero no acompañado de sentimientos. Realmente es una reflexión, una situación que antes me parecía normal, pero que de repente parece un aviso, como el descubrimiento de algo que estuvo escondido durante mucho tiempo.

“- Dios mío, esto no puede ser normal. ¿Por qué siempre estoy sola? El Señor cuando estuvo aquí siempre tuvo amigos, siempre andaba con ellos… ¡Ya no quiero ser así!”

Fue una oración, un desahogo, con el Único que podría entenderme. ¡Y Él me respondió!

Pero está historia no comienza aquí. Este episodio fue la consecuencia de algo que había ocurrido hacía varios meses, en un viaje sin vuelta. Si, yo no volví, porque nunca más fui la misma.

Tel Aviv, Enero de 2012

Aeropuerto de Ben Gurion, todas están alborotadas. Miro a mis compañeras, veo los rostros cansados, pero tenían un brillo en la mirada que transmitían la alegría de estar allí. Cogimos las maletas, ayudábamos y esperamos que todas recojan sus equipajes.

Observo el grupo, y todas caminan juntas, despreocupadas. Me adelanto al grupo, buscando las placas que el guía nos indica, y estoy atenta a la explicación que él nos da. La mayoría conversa, se ríe, se presentan las unas a las otras.

Nos dividimos en dos grupos, pierdo de vista a una de las representantes de mi país. Observo atentamente, ella se quedó atrás, encantada de conocer y conversar con chicas de todas las partes del mundo. Le hago una señal y ella se acerca:

“ – Fer, quédate cerca hasta que estés segura de cuál es el autobús y nuestro destino…”

» – Si señora, disculpe”, ella responde medio avergonzada.

Ella inquieta, quiere sacar fotos de todo, aprovechar cada segundo. Yo estoy más preocupada de no perderme del grupo, y de estar atenta a las explicaciones del guía… Y enseguida ella encontró otra compañera para conversar.

Entramos en el autobús, ella pasa conversando y la digo que se siente donde quiera. Todas están en parejas. Miro por la ventana, es de madrugada, comienza a amanecer en Israel.

Cierro los ojos, sé que no estoy allí por casualidad, y algo se está moviendo dentro de mi, como una angustia del alma, inquieta, delante de una realidad que yo aún no entendía, pero que estaba dispuesta a descubrir…

Continúa la próxima semana…

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