¿QUIÉN ES DIOS? Episodio -156 – Dios no es indiferente, pero respeta su elección

¿QUIÉN ES DIOS? Episodio -156 – Dios no es indiferente, pero respeta su elección

¿Quién es Dios delante de tantos acontecimientos aquí, en la Tierra? ¿Acaso Él nos deja solos?

Bien, Dios respeta nuestras decisiones, nuestras elecciones, así como ocurrió con Jacob.

Jacob se fue de su casa para ir al encuentro de su tío, hermano de su madre. Y, después de estar algún tiempo solo, Raquel fue la primera persona a quien encontró.

Entonces, Jacob le anunció a Raquel que era su primo, hijo de Rebeca, y ella corrió a contárselo a su padre. Qué novedad, ¿no es cierto?

Rebeca se había ido para casarse con Isaac y nunca más había visto a su hermano Labán. Entonces, cuando Jacob dijo que era hijo de Rebeca, claro que Raquel salió muy eufórica, muy feliz, porque su primo había llegado.

«Así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas. Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él durante un mes. Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario». Génesis 29:13-15

Jacob llegó allí «con una mano adelante y otra atrás». Y no fue porque hizo un voto en Betel que la puerta del cielo se abrió y las cosas cayeron de forma espontánea. Jacob tuvo que conquistar, tuvo que trabajar para eso.

«Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo. Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba». Génesis 29:19-20

Su gusto, su voluntad, su decisión es algo muy particular, es algo que usted elige y eso no quiere decir, necesariamente, que su sueño sea el sueño de Dios.

Nosotros elegimos por lo que vemos. En el caso de Raquel, la Biblia dice que ella tenía un lindo semblante y que era hermosa de apariencia. Pero sobre Lea no dice nada de eso, solo que tenía ojos delicados.

Usted y yo miramos el lado físico, el exterior, y tenemos nuestras elecciones. ¿Y Dios es indiferente con todo eso? ¡No! ¡Dios nos respeta!

Es como si Dios dijera: «Si estás eligiendo así, mirando la apariencia, si te gusta esa mujer, entonces está bien».

Pero en esta historia hay otras personas involucradas. Existe el alma de Labán, el alma de Lea, el alma de Raquel y el alma de Jacob. Son cuatro personas, cuatro almas y cada una tiene su manera de ser, su voluntad, su elección, su sueño. Y cada uno es rehén de lo que el otro hace.

Pero Dios no interfiere en la voluntad de los cuatro, entiéndalo. Dios es no indiferente, sino que respeta su elección, su decisión.

Por eso, usted no puede ser injusto, no puede echarle la culpa a Dios por todo el sufrimiento del mundo. Lo que sembramos, vamos a cosecharlo.

Entonces, si elegimos, obviamente vamos a tener resultados de esa elección. Que quede muy claro eso: ¡Dios nos respeta!

Aquí no dice nada sobre Dios, sobre haberle dicho algo a Jacob. Y Jacob tampoco Le preguntó a Dios.

Así como Dios respeta nuestras elecciones, también necesitamos respetar las consecuencias de nuestras elecciones.

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