- 15
- Jul
- 2013
¿Qué cautiva a Dios?
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¡Cuando yo le oigo!
Oír a Dios, es cuando percibimos lo que Él nos enseña.
¿Y cómo sabemos, si de hecho, Lo oímos? Porque quien oye a Dios, Le obedece. Quien no Lo oye, se queda indiferente a sus enseñanzas.
Abraham estaba en medio de personas idólatras, pero oyó a Dios e inmediatamente Le obedeció:
“Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres. El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraré.” (Hechos 7:2,3)
Por otro lado, Jacob necesitó varios años para que finalmente se sometiese a la voz de Dios, y tener así su nombre transformado.
Así como en aquel tiempo, Dios aparece hoy, para darnos instrucciones en relación a lo que Él quiere, pero no todos, y podemos afirmar – sin equivocarnos- que apenas una minoría, son los que Lo oyen, es decir, Le obedecen.
Quien oye, genera en sí automáticamente una separación de quien no oye, porque la obediencia hace la separación.
Oír es ser humilde para someterse. Quien resiste y no es flexible, no consigue evolucionar, porque está es la primera condición para desarrollarse en la vida espiritual.
Oír a Dios, es parar en medio de los quehaceres para someterse a Su voz. Y, también, cuando alguien se refiere a algo a tu respecto, percibes tus actitudes, para evaluar si aquello es verdadero o no. Y, si tienes dificultades de ver la verdad sobre ti misma, debes tener humildad para buscar a Dios y pedirle que Él te revele.
Si yo soy resistente, creo una barrera entre mi y la persona que me enseña. Y, de la misma forma que yo procedo con Dios, las personas procederán conmigo.
Quien tiene ideas fijas o “refunfuña”, no consigue oír la Voz de Dios, porque Él no grita o Se impone, sino que susurra Su Voluntad.
Evalúa tu vida y percibe si realmente estás atenta a la Voz de Dios, a través de la obediencia.
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Sabrina carlos
14 octubre, 2014 a 20:2
Comparto esa ultima frase que usted escribio, es muy fuerte…»Quien tiene ideas fijas o “refunfuña”, no consigue oír la Voz de Dios, porque Él no grita o Se impone, sino que susurra Su Voluntad.»…Dios solo susurra, habla bajito, despacio, para que entendamos, y oigan solo aquellos que tienen el real interes de hacerlo y que valoran la voz su voz…es muy bueno y llena de fuerza cuando realmente podemos escuchar la voz de Dios, cuando escucho su voz, ella me llena de consuelo y de paz…pero cuando me resisto a ella estoy perdida y sin dirección, sin saber que hacer. Busco ser humilde a cada día, cuando las personas me dicen que debo cambiar algo me analizo y busco de verdad hacerlo para ser mejor para Jesús, no para el hombre, ya que la segunda es consecuencia de la primera.
Belen
21 octubre, 2013 a 17:2
«Oír es ser humilde para someterse. Quien resiste y no es flexible, no consigue evolucionar, porque está es la primera condición para desarrollarse en la vida espiritual.»
Me encanto esa frase¡! Muy bueno para compartir
Eliana Romero
14 agosto, 2013 a 18:2
Realmente es en el silencio donde podremos escuchar la voz de Dios.. Pues muchas veces son los gritos de nuestras carne, lo que quiere distraernos y hacernos subir el volumen de aquellas cosas que nos mantedrá fuera de lo que agrada Dios.