Proceder con Justicia

Es un placer estar aquí con vosotras.

Tengo una palabra que deciros… o tal vez sea la respuesta a tu cuestión:

A veces, haces votos en la Iglesia, eres una obrera que siempre está activa en la Iglesia. Es más, me he dado cuenta que hay muchas obreras con este perfil, son activas y trabajadoras. Pero también observo, en esas mismas obreras, que la entrega a la parte física no se equipara con su desarrollo espiritual. Y, por eso, muchas sufren en el área sentimental, están tristes, molestas, no respetan al prójimo y ni siquiera al pastor. Hablan mal de los otros, tienen malos ojos, etc. En la Iglesia, está de uniforme, atiende a las personas; habla de la Palabra de Dios, y tiene un versículo en la punta de la lengua. Pero, en su vida, no hay nada justo.

En su trabajo solo presenta “malas caras”, siempre reclama. No la gusta ser llamada la atención. Es una persona que tiene conflictos con quien convive.
Y, como no la gusta ser confrontada, responde…

E incluso piensa que tiene derecho a la justicia de Dios, ¡y Le cobra una respuesta!
En la época de la indignación, allí está ella, golpeando con el pie el suelo, requiriendo justicia, pero ella no es justa.

Vamos a ver lo que dice la Biblia a este respecto, evocando la justicia en nuestro proceder:

“No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo. ” (Lv.19:15)

Luisa a atendido a muchas obreras, y se detectan problemas, justamente porque muchas no son espirituales. Y quieren que hagamos justicia de acuerdo con los sentimientos. Asumen el papel de “víctimas” : “No hice nada; no entiendo porque estoy pasando por esta dificultad!”.

Amiga, si actúas de forma injusta en tu proceder, no tendrás respuesta en tu oración. Tú eres tu propia oración sin respuesta.

La ofrenda, el diezmo – que representa tu vida – sino lo vieses apenas como dinero, jamás reclamarías, murmurarías o tendrías malos ojos. Porque todo esto, que haces, injustamente, es exactamente lo que estás diezmando a Dios.

A veces, incluso sacrificas en Campaña de Israel, pero no eres respondida y, por eso crecen en ti malos ojos al respecto del sacrificio.

La justicia no tiene nada que ver con la precipitación. Cuando queremos hacer un juicio, tenemos que pesar y pensar, Hacer un análisis profundo.

No tiene nada que ver con sentimientos, tales como la ansiedad, preocupación, egoísmo u orgullo.

Si dices ser justa, ¿por qué temes tanto? ¿Por qué no confías en Dios?
Esta es la razón porque muchas oran, y aún así se sienten amargadas;
Porque no fueron justas, no sacrificaron de hecho y de verdad.

El sacrificio es algo que decides hacer para Dios, individualmente; y que eres tú quien quiere entregarlo. Y dices: “Esto me está costando, pero no quiero que esté por encima de Ti.”

El sacrificio es la entrega de aquello que te ata.

Y, si estás presa a tu propia injusticia, ideas y pensamiento, no tendrás el derecho de justicia. Sólo te corresponden derechos, cuando estás unida a Dios y dependiente de Él.

Y asumes: “Dios, yo me equivoqué y estoy dispuesta a pagar lo que debo. Si estoy presa a algo, arráncalo de mi. Yo no quiero ser esa persona, sino ser libre; justa delante de Ti.”

¡Cuando eres sincera no tienes problemas de exponerte porque “abrazas” la justicia!

La próxima semana, hablaremos más acerca de esto.