Padres inseguros

Partimos del comienzo de que no hay padres perfectos, así como ningún ser humano lo es…. Pero, cuando usted mira para un policía, para un profesor, para alguien con autoridad, espera un determinado tipo de comportamiento y postura.

Cuando era niña, observaba a estas personas y pensaba que eran perfectas; que todas eran un ejemplo de conducta, por el cargo que ocupaban. Ahora imagine los padres: son nuestros «héroes». De ellos esperamos apoyo, confort, seguridad, respuestas para todo… Aún para las cuestiones más difíciles, a las que nadie sabe responder.

Cuando mi madre salió de casa, me quedé con mi padre y mi hermano más pequeño que yo. Pero en aquel momento me sentí desamparada como si ambos progenitores hubieran salido. Esto porque en virtud de la situación, también mi padre se quedó afectado e inseguro ante el problema que se nos venía encima. ¿Con razón? ¡Sí, claro! Sin Dios y sin una dirección, cualquier ser humano está sujeto a derrumbarse delante de un problema. No me quedé desilusionada; en esa altura estaba más preocupada en mí misma.

Pero alguien tuvo que asumir una postura temporal, aún en una edad donde eso no debía suceder. Y algunas cosas, tales como la infancia, acabaron por «perderse» por el camino…

Pero eso tiene que cambiar cuando ya recibimos la instrucción y tenemos la Palabra.

Aquí, no podemos aceptar quedarnos postrados por un tiempo indeterminado, ante un problema o situación difícil.

Recuerde, padre y madre, que usted ejerce autoridad en su hogar, y si no la asume, alguien va a tomar posesión en su lugar, como hizo el diablo en el jardín del Edén.

Sus hijos necesitan de una figura fuerte, de alguien que se esfuerce y tome las riendas de la situación, que ore por ellos y sea «valiente» para tomar decisiones, incluso en momentos de gran tribulación. Ellos son fuertes, sí, pero de momento usted es la única referencia que ellos tienen.

Agárrese a Dios y sea el «Abraham» de su casa, que a través de sus actitudes mostró su fuerza.

Hasta la próxima. ¡En la fe!