Obrera : Obrera vigilante

En el artículo de hoy, me gustaría hablaros acerca de la importancia de ser vigilantes, recordando que el Señor Jesus fue bien explícito cuando dijo: «Vigilad y orad…» (Mt. 26.41).

Observa que, en primer lugar, está vigilar y enseguida orar. ¿Y por qué será esto? Está claro que el Señor Jesús nunca mencionó palabra alguna sin sentido, pues Él sabe que somos propensos a distraernos con facilidad, no priorizando lo más importante.

No son pocas las obreras que debido a su frecuente actividad en la iglesia, incluso orando por los demás, expulsando demonios, limpiando, destacando dentro de un determinado grupo, siendo líderes o responsables, acaban quedando desatentas de si mismas, sin un objetivo definido. Asisten a las reuniones y atiende, pero sólo por conciencia y no porque haya una sed en su interior de salvar almas. De ahí la necesidad de estar atenta, primeramente por ti misma y, en consecuencia, tu entrega en la Obra de Dios, al objetivo para el cuál fuiste llamada.

Ahora te pregunto: ¿Cuáles han sido tus pensamientos? ¿Cuáles son tus objetivos? Porque, si tu no andas en constante vigilancia de pensamientos, actitudes, reacciones, en tu día a día, ¿de qué te servirá ser una persona de oración o de muchos ayunos? ¡Tienes que estar atenta y con un enfoque! No sólo cuando vas a la Iglesia y vistes el uniforme, sino de una forma constante y permanente, estando en sintonía con Dios. Así, tu oración, será completa, pues, antes de eso, atendiste a tu forma de ser, estar y actuar.

No, no nos extenderemos más en la publicación de hoy. Respondete a ti misma estas cuestiones de arriba y deja tu comentario.