Obrera misericordiosa

Compañeras de todos los jueves, una vez mas vengo para escribiros sobre las bienaventuranzas proferidas por el Señor Jesús.

Enseñanzas que tienen el poder de transformar la vida de aquellos que las colocan en practica.

¿Y tú….eres una de las personas que está dispuesta a vivir cada una de las enseñanzas semanales? ¿O no?

Hago estas preguntas para que evalúes de verdad, si te has tomado en serio estos artículos. Es muy sencillo: Si eres aquel tipo de persona que lee, ve los artículos interesantes, pero después te olvidas y no vives lo que recibiste, entonces, se consiente de que no ha sido buena la tierra, porque no hay evidencias de los frutos en tu vida.

Antes de hablar de la 5ª bienaventuranza, me gustaría pedirte que pensases muy seriamente, en la forma que has hecho uso de estas enseñanzas, que son perlas valiosísimas para el desarrollo, y preservación de tu salvación.

«Bienaventurados los misericordiosos, por que ellos alcanzaran misericordia» (Mt; 5:7)

Al leer de manera superficial este versículo, lo que podemos extraer, de inmediato, es que aquellos que son «buenecitos» y hacen el bien, reciben automáticamente los beneficios de esas acciones. En realidad, es mucho más intensa y profunda esta bienaventuranza, pues no esta, de ninguna manera, unida al sentimiento de pena, y tampoco a un acto de caridad.

Pero, ¿qué misericordia es esa?

Recuerda que Dios por Su infinita Misericordia, entregó a Su Hijo por amor a la humanidad.

Entonces, podemos definir que se trata de entrega, de perdón, de compasión, de una nueva oportunidad. Pero debo alertar que esa misericordia está enteramente asociada a la justicia, o sea, no es tolerante con el pecado. Pero quien se arrepiente, tiene derecho a una nueva oportunidad.

¿Quién es la Obrera Misericordiosa?

· Es aquella que se entrega por el pueblo, que lucha por el rescate de las vidas que están perdidas.

· Es aquella que delante de un error de su compañera de guerra, no mira con malos ojos, sino que la perdona, revelando siempre la verdad.

· Es aquella que no apunta los errores de su prójimo, sino que enseña, exhorta, y, si fuese necesario, guía a la persona en un proceso de entrega incondicional, con base en lo que es justo.

· Es aquella que no se cansa de hacer el bien, incluso delante de las adversidades de la vida.

Esas si, alcanzaran misericordia. ¡Que lindo! ¿No es verdad?

Queridas obreras, me gustaría leer vuestro comentario y saber cómo habéis visto estas bienaventuranzas.

Un gran abrazo.