Obrera, ¿cuál es su misión?

Luisa Teixeira

  • 21
  • May
  • 2015

Obrera, ¿cuál es su misión?

  • 21
  • May
  • 2015

En el post de las Obreras de hoy me gustaría llevarlas a pensar sobre un asunto que este pasado domingo todas nosotras vivimos, y dígase de paso, espero que usted haya vivido ese mismo pensamiento. Bueno, para que entremos dentro de este tema, me gustaría colocarle la siguiente pregunta: ¿Por qué usted tiene el Espíritu Santo?

Con el pasar de los años, lamentablemente, muchas se desvían del objetivo principal y se dejan llevar por sus propios pensamientos, que revelan intereses personales y satisfacción terrenal, dejando de lado el verdadero propósito para el cual fueron llamadas.

He ahí la respuesta a la cuestión lanzada:

«El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para conceder que a los que lloran en Sion se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que El sea glorificado».
(Isaías 61:1-3)

Observe que la misión de quien tiene el Espíritu de Dios sobre sí, no es únicamente para su propio beneficio, y sí propositadamente para:
PREDICAR buenas nuevas a los afligidos;
VENDAR a los quebrantados de corazón;
PROCLAMAR liberación a los cautivos y prisioneros;
PROCLAMAR el año aceptable del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios;
CONSOLAR a todos los que lloran;
PONER sobre los que en Sión están de luto una corona, óleo de alegría en vez de llanto, manto de alabanza, en vez de espíritu angustiado;

Destaqué en letra grande las primeras palabras, para que entienda que Espíritu Santo es ACCIÓN. Él no está sobre nosotros para que nos quedemos simplemente paradas, de uniforme «desfilando» por el salón, o a la espera que las personas lleguen hasta nosotras. ¡No! Por el contrario, nosotros somos las atalayas, que debemos salir al encuentro de los quebrantados, de los cautivos, de los prisioneros, de los que lloran, en fin, de aquellos que están en las tinieblas… esa es la verdadera misión de la Obrera.

Me gustaría que fuera sincera consigo misma: ¿será que ha cumplido de hecho y de verdad esta misión? ¿O reconoce que está distante de esta realidad para la cual fue llamada?

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33 comentários

  1. Sinceramente como dice en este mensaje yo no he estado siendo aquella atalaya que debería ser…. Pues quien sirve a Dios no puede quedar parada, nosotras fuimos llamadas para servir y no ser servidas… Fuimos llamadas para la guerra y no para simplemente usar el uniforme y quedar en el salón…. La verdadera sierva de Dios nunca dice «no» ella esta lista para escuchar la voz de Dios y decir «HEME AQUÍ»

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  2. es muy cierto Sra. nosotros fuimos llamados para siempre estar en accion, dando nuestro todo en la obra de Dios.

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  3. Hola, Sra. muy fuerte su post, yo como obrera reconosco, que hay veses que el cansacio fisico es mucho, horas de sueño, pero de verdad eso es escusa? para no poder dar nuestro mejor para Dios, si el lo da con nosotras, minimo hacer los mismo, todo lo que Él hace por nosotras, se resume a nada, por nuestra falta de caracter, gracias

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  4. Muy cierto Sra! nunca debemos desviarnos de nuestro principal objetivo que es llevar salvación a las personas que estas perdidas. Hoy tengo el privilegio de Servir a mi Señor mas todos los días tengo que cuidar para no dejarme llevar por mis propios pensamientos y voluntades.

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  5. muy sierto señora fuimos ya mados por el SEÑOR JESUCRISTO paraLiberar al sufrido sanar al Enfermo y sobretodo yevar ala Salvacion al nesesitado,es un placer inmenso servir a DIOS Y yevar esas almas alos pies de nuestro SEÑOR JESUS NUESTRO SALVADOR.

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  6. Me ayudo mucho, que nosotras somos llamadas y que debemos preocuparnos por las almas que están afligidas, y que necesitan son almas para el Reino de Dios y para eso somos llamados todos.

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