Experiencia: Molestando

Viviane Freitas

  • 13
  • Sep
  • 2014

Experiencia : Molestando

  • 13
  • Sep
  • 2014

Yo era una esposa muy presente en la vida de mi esposo: donde él iba, yo estaba cerca.


Estaba todos los días con él en la iglesia, pero había algo que me molestaba…

A pesar de estar siempre con mi esposo, él no contaba mucho conmigo, y eso me hacía pensar muchas cosas: “¡Ah!¡él no me quiere! ¡No me cuida! ¡Me veía inútil!…”

Yo siempre miraba o a los defectos de él, o a mis propios pensamientos. Yo no quería verme; en realidad, yo no estaba dando mi mejor. La escusa que venía a mi mente era: “Pero ¿cómo es posible, si yo estoy siempre con él?”

Simplemente cuando mi esposo me pedía algo, aunque fuese muy fácil, como coger un vaso, yo me quejaba. Aunque sea una queja mental, que nadie oye, pero, yo estaba cuestionando: “¿por qué no puede cogerlo él? Aunque no hablase, yo mostraba actitudes de lo que había en mi interior.”

Mi esposo es muy paciente y observador, él ya había visto en mi lo que yo aún no podía ver. En algún momento, ¡nuestro exterior revelará lo que hay dentro de nosotros! Y él, por no “molestarme”, decidía no pedirme las cosas.

Así es con nuestro Dios muchas veces. Él habla con nosotras, sin embargo, siempre queremos hacer las cosas a nuestra manera. Pero para Dios “más o menos” no funciona. Para Dios, ¡es todo o nada!

Muchos actúan de está forma con Dios: Incluso hacen, pero en su interior viven murmurando.

Mi matrimonio sólo cambió cuando vi mis errores; vi que no era mi esposo quien tenía que cambiar, sino mi conducta.

¿De qué sirve hacer muchas cosas cuando en lo más profundo y escondido de nuestro interior sabemos que es todo mentira, que es solo apariencia? Diciendo una cosa y pensado otra.

Dios exige de nosotros Sinceridad. Está en nuestras manos el ser diferentes para Él.

«Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano.” (Filipenses 2:14-16)

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

1 comentário

  1. Es muy cierto señora, hasta me da verguenza por que yo estoy haciendo haci todo quiero hacer mas cuando me dicen hacelo digo porque a mi hay tantas para que manden hacer esto y luego estoy diciendo Dios porque no me usas y si yo estoy refunfuneando cuando da algo, muchas gracias por este post ahora voy acambiar mis actitudes no es El que debe cambiar sino yo.
    saludos besos

    Ver más