Mi todo no era nada

Estaba participando de una reunión, cuando una voz dentro de mi dijo: ¡Eres muy egoísta!

En aquel instante comencé a analizarme… ¡nunca había visto eso en mi!

Al fin y al cabo ya había entregado todo, no tenía sueños personales, y vivo en función de otras personas. Pero, esta palabra seguía dentro de mi, y decidí hacer algo para resolver mi problema.

Pero, ¿qué hacer? ¿Cómo podría probar a Dios y a mi misma que no era egoísta?

La respuesta vino: Tenía que ser radical. Pensé: Voy a coger mi mejor ropa, voy a venderla y entregarla en el altar. Estaba decidida, y separé mi ropa, la lavé y la planché con el mayor cariño, y la llevé para vender.

Preparé todo e hice cuestión de venderla personalmente. Mi expectativa era que las personas amarían aquella ropa, al fin y al cabo, era lo mejor que yo tenía.

¡Qué decepción! Al comenzar a vender, las personas como siempre comenzaron a decir: “Esto está caro” ¿está ropa es nueva?”. Hasta ahí todo estaba bien, pero enseguida comenzaron otros comentarios: “ese modelo es muy antiguo” , “en los chinos lo encontramos más barato y mejor”.

Al escuchar esos comentarios, me callé, pero en aquel silencio, Dios habló conmigo: “Tu todo no es nada, pero ese nada no quieres entregarlo”. Yo entendí eso tan claramente que el cambio ocurrió dentro de mi, después de aquel día me mostró, que incluso habiendo entregado mi vida en el altar, aún estaba apegada a cosas que no tenían ningún valor y yo no lo percibía.

Infelizmente estamos expuestos a que ocurra lo mismo dentro de nosotras, porque cuántas veces guardamos y valoramos cosas dentro de nosotras que no valen nada, como la tristeza, un rencor, una auto-suficiencia, un pecado, cosas que la persona piensa que es un escudo protegiéndola o manteniéndola en una zona segura, pero que en realidad la está matando.

En esta jornada no debemos cargar más de lo que podemos, porque cuanto más pesado es lo que cargas, más difícil será avanzar. Y si nadie valora lo que has entregado, no te preocupes, porque la mayor beneficiada en dar eres tu misma.