Obrera frustrada

Viviane Freitas

  • 9
  • May
  • 2013

Obrera frustrada

  • 9
  • May
  • 2013

Conozco a una obrera, y, como ella, existen muchas.

Ella predica al pueblo, incentiva, habla de fe, de confianza, se muestra activa en lo que le gusta hacer.

Sin embargo, los viernes, en la hora de liberar al pueblo, no aparece, o mejor, huye de esta responsabilidad.

Todos los sábados, está lista para evangelizar a los que no conoce, pero hace poco caso de los que ya conoce dentro de la iglesia.

Su preocupación está centrada apenas en cuidar de lo que es físico. Pero, en la hora de ejercer su fe y la obra para la cual un día fue llamada… ella es desanimada e incluso incrédula. Se volvió indiferente al sufrimiento del pueblo.

¡Sí! Ella ya no cree que es un instrumento que Dios escogió para rescatar almas.

Difícilmente dedica su tiempo para sentarse al lado de algún miembro y oír sus necesidades. Su atendimiento es superficial; son apenas palabras sueltas, de boca hacia fuera.

No es cercana a la esposa del pastor, porque esta preocupada con lo que las demás obreras van a pensar a su respecto… tipo, “pelota”, o entonces, miedo que las tinieblas de dentro de sí sean descubiertas.

Mira al pueblo y no lo ve como alma… está siempre lista para servir, pero nunca para mirar para su propia vida.

Quiere, a toda costa, dar lo que tiene… y al no ver los frutos acaba por quedarse acomodada.

Cree hasta que es “normal” su estado, pues, a fin de cuentas, no está cometiendo ningún pecado.

¡Y ahí surge la enorme frustración!

Pero ¿por qué eso acontece?

Primeramente, porque dejó de invertir en su vida espiritual; dejó de conservar el temor a Dios.

Es importante que quede bien claro para todas las obreras: la Obra de Dios comienza dentro de nosotras. ¡¡Y de dentro hacia fuera!!

Si no hay una entrega constante y permanente, entonces, la frustración es el resultado final.

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31 comentários

  1. aveses tenemos fe para sacar el mal de las personas pero para sacarlo de nuestra vida no o mandamos al pueblo a usar la fe y nosotras no la usamos y terminamos dando un pesimo testimonio de nuestra vida ke Dios las bendiga

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