¡Mi experiencia!

Viviane Freitas

  • 26
  • Nov
  • 2013

¡Mi experiencia!

  • 26
  • Nov
  • 2013

Quiero contar mi experiencia en estos ocho meses de casada, y en el altar.

Nada más casarme fui a vivir a otro país, y enfrenté las dificultades de la adaptación. Era un mundo nuevo para mi, otra cultura, otro idioma…

Fuimos a vivir con otro matrimonio, entonces vino la inseguridad; el miedo de no ser aceptada. Comencé a sentirme inferior, y cuando la esposa me decía algo, en ocasiones para enseñarme, yo me ofendía, me quedaba triste, no decía nada, pero dentro de mi, venían aquellos sentimientos… yo no conseguía cocinar como ella, limpiar como ella, ser como ella.

Yo hacía de todo para no demostrar a mi esposo el torbellino de sentimientos que estaba sintiendo en aquel momento (Pero él lo veía en mis ojos) y siempre me preguntaba qué me pasaba, qué estaba ocurriendo… Y por más que yo dijese que no estaba pasando nada, él se entristecía porque actuando así, yo demostraba que no confiaba en él, y eso nos distanciaba, pero yo siempre actuaba de la misma forma.

Pasaron algunos meses, y yo continuaba sufriendo por no saber compartir y confiar, y también reconocer que tenía que cambiar. Tal vez porque toda mi vida yo viví sola en mi mundo, incluso después de conocer a Jesús, no podía salir de ahí, y abrirme con las personas. Por eso me enfrenté a una gran dificultad de relación con las esposas, no conseguía hacer amistad con ellas, porque no dejaba que me conociesen, y me sentía inferior a ellas por tener poco tiempo de obra. Me quedaba imaginando lo que iban a pensar de mi, y entonces me callaba, y me quedaba siempre sola. Y, una vez más, la falta de confianza en mi misma y en las personas, me hacía una esposa de pastor anulada y triste.

Después pasé por otro cambio en mi vida: Al poco tiempo, mi esposo y yo fuimos enviados a otro país, y yo tendría que dejar atrás el poco conocimiento que tenía, las pocas personas que conocía, para enfrentar todo de nuevo… Ahora en otro país, las dificultades fueron las mismas, además de la adaptación al clima, las nuevas personas, en fin, yo ahora tenía la oportunidad de ser diferente y actuar de forma diferente, pero no ocurrió…

Fui bien recibida, hasta había mejorado un poco, hablaba un poco más, pero siempre tenía aquellos momentos en los que yo miraba al lado y estaba sola… Tuve la oportunidad de hacer el rush, y entonces decidí que sería mi oportunidad de cambiar, porque yo quería ser diferente, pedía a Dios que me cambiase, pero fue ahí que yo entendí, que la decisión de ir en contra de mis sentimientos y usar la fe para cambiar era que yo quien tenía que hacerlo…

A partir de ese momento, en mi matrimonio hubo un cambio: Yo ya conseguía decir a mi esposo todo lo que pasaba conmigo, y empecé a compartir con él mi vida.

Dios vio mi intención de cambiar, y ocurrió algo, mi Sister vino a la ciudad donde yo estaba, ella habló conmigo. Ese día, yo la dije todo lo que me pasaba, fui sincera, sin miedo de lo que podría pensar de mi. Estaba tan angustiada que recuerdo que lloré delante de ella… Fueron pocos minutos, pero allí; al hablar, me sentí libre de un peso, le dije que era orgullosa, hablé de mi dificultad en relacionarme con las esposas, todo…

Y no fui juzgada, ella me entendió, me orientó y contó las experiencias que ella también había pasado, incluso en la obra de Dios.

Y yo aprendí que el cambio ocurre cada día, cuando reconocemos nuestros errores, nuestros fallos, y no nos escondemos detrás del miedo y de nuestro engañoso corazón.

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1 comentário

  1. Gracias sra por compartir su experiencia. Es muy cierto que muchas veces por miedo a equivocarnos o al que diran nos quedamos distantes, sin saber como actuar. Nos limitamos nosotras mismas y no dejamos que Dios no use como el quisiera… Hace pocos meses que soy obrera y su experiencia me ayudo mucho gracias!

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