LA VERDAD – Episodio 119: Verdad en carne

LA VERDAD – Episodio 119 : Verdad en carne

Ya debe haber oído hablar sobre Dios, tanto de forma positiva como negativa. Pero ¿quién es Dios? ¿Quién dice la Biblia que es Dios?

Sabe que existen muchos conceptos en este mundo, muchos pensamientos sobre Dios. Pero ¿qué dice la Palabra de Dios? ¿qué nos presenta?

Bueno, todo fue creado por medio de la Palabra de Dios, aquello que Él decía que existiese vino a la existencia. Es decir, todo fue creado a través de la Palabra. Ahora, imagine, Él hizo todo a través de la Palabra, y Él no apenas trajo a la existencia las cosas por medio de la Palabra, sino que materializó la Palabra.

La Biblia dice lo siguiente:

 “Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14

“¿Qué tiene eso que ver, Viviane?”

Bueno, usted y yo tenemos que razonar. La Palabra que Se hizo carne habitó entre nosotros, es decir, Dios envió a Su único Hijo a este mundo para habitar entre nosotros, para que pudiésemos ver Su gloria.

¿Qué gloria es esa? ¿Qué gloria tenía el Señor Jesús cuando habitó entre nosotros? La gloria de ser Perfecto. La gloria de ser Siervo. La gloria de servir al Padre. Nosotros vimos Su gloria, del Unigénito del Padre, el Único hijo del Padre, lleno de gracia y de verdad.

En Él no había mentira, engaño, sino verdad. ¿Sabe? cuando la persona tiene gracia, es decir, tiene un semblante, tiene una manera de ser que muestra la verdad, que nos hace sentir cercanos.

Pues si, Dios quiere tanto eso, pero tanto, habitar en su vida, vivir con usted, que Él vino aquí a la Tierra para mostrarnos a todos cómo Él actuaría delante de las adversidades, delante de los problemas.

¡Ese es nuestro Dios! El Dios que no se queda en lo alto viendo a las personas sufrir sin que se acerque. Él se hace presente, Él fue la Palabra materializada aquí en la Tierra para mostrar a todos Quién es Él.

Dios no se quedó allí en el cielo, dando órdenes sin participar. Y cuando Él envió a Su Hijo Unigénito, ósea, el Verbo, la Palabra que Se hizo carne, todo aquello que Él creó ahora vino en carne, habitando entre nosotros. Vimos así Su gloria, Su humildad, Su reverencia con el Padre, Su servicio, Su trabajo, Su servicio al Dios Padre, Fiel, Comunicativo con el Padre.

El Señor Jesús siempre dedicaba tiempo para el Padre. Él hablaba del Padre. Y ¿sabe que pasó?

Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es del que yo decía: El que viene tras de mí, es antes de mí; porque es primero que yo.”  Juan 1:15

Jesús era antes de que todos existiésemos, antes de que se formase el hombre ya existía el Señor Jesús. Es decir, Él sabe todo lo que pasó, y aún delante de todo lo que el hombre vino a hacer, el Señor Jesús Se propuso dar Su vida para rescatarnos a todos.

La Biblia dice lo siguiente:

Y de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia.” Juan 1:16

Todos nosotros, todos, incluso nosotros que no vimos al Señor Jesús ni Lo tocamos, recibimos Su plenitud. Tenemos la Biblia que dice cómo fue esa plenitud como fue esa gracia.

Observe que Él curó a los enfermos. Un leproso que no debería salir, no debería no acercarse a las personas, Jesús le tocó. Aquella mujer hemorrágica, que tampoco podía acercarse a las personas en su periodo, vino y tocó al Señor Jesús, y Jesús, además, paró a la multitud y dijo: “¿Quién me tocó?”, es decir, a ese Dios maravilloso Le importa, aún más cuando ejercitas la fe.

Ese Dios Todo-Poderoso, Perfecto, quiere que usted le sirva por su propio bien, porque se ha servido a si mismo y ha sufrido. Observe ¿cuántas veces estaba usted ahí preocupado con sus problemas, con su familia, con su dinero, con su mundo? Y cuánto más se preocupaba, más se angustiaba, es decir, su preocupación no le daba protección.

Pero cuando se entrega a Dios, existe una diferencia enorme: ¡tiene paz, seguridad! Esa es la gloria que se ha manifestado entre nosotros.

Hemos visto esa plenitud, esa gracia, esa compasión con nosotros, aún siendo tan fallos como somos, Dios nos atiende, nos oye, quiere servirnos.

No puede quedarse en esa situación, tiene que encontrar a ese Dios. Ese Dios maravilloso que yo conocí. Ese Dios que no ve problemas en servir a alguien, que está dispuesto a enseñar, a guiar, a orientar, a disciplinar. Y ¿quién hace esto? ¿qué Dios en este mundo hace esto? ¡Apenas el verdadero!

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