La súper protectora

Josiane Boccoli

  • 14
  • Ago
  • 2015

La súper protectora

  • 14
  • Ago
  • 2015

Continuando en la seria de sentimientos que nos aquejan como madres, me deparé con mi exceso de protección, o mejor dicho, con aquel amor posesivo que nos hace pensar que solamente nosotras los entendemos, que sólo nosotras conseguiremos ayudarlos y muchos más “solamente nosotras”.

Yo realmente creía esto y pensaba que mi hijo era totalmente dependiente de mi, a tal punto de dejar de hacer ciertas cosas mías, por “pensar” que él no podría solito, y entonces, ahí estaba yo, sin hacer lo que debería, para estar al lado de Gabi. ¡Puro engaño!

Estaba impidiéndole tener sus propias experiencias.

Hasta que por motivos de trabajo, tuve que viajar sola y dejarlo con mi esposo, ¡¡¿¿Imaginas??!! Arreglé todo: ropa, uniformes de la escuela para todos los días, materiales escolares extras, tablas y horarios, comida congelada, recordatorios y listas y más listas para que mi marido no se olvidase de nada. No dormí la noche antes del viaje, pensando en cómo Gabriel sobreviviría sin mi y no encontraba la solución, intenté varias veces convencerle para quedarme, ¡pero no hubo forma! ¿sabéis que pasó? Yo me sentí mal en el aeropuerto, casi no pude embarcar, lloré, sentí falta de aire y mientras tanto, ¡¿mi hijo?! Feliz de la vida celebrando que la casa sería solo de los chicos.

Fueron 10 días largos, 10 días en los que aprendí que mi hijo no dependía de mi, sino yo de él. Había hecho de él mi mundo y Dios me estaba mostrando lo errada que yo estaba; cuántas cosas estaba dejando de lado porque él, y mucho más, estaba evitando que mi hijo viviese, cerrándolo dentro de mi “protección de cristal”.

Podemos enseñarles el camino y prepararlos para las batallas, pero jamás podremos luchar por ellos, sino, ¿cómo ellos van a depender de Dios?

Volví totalmente diferente, porque sobrevivimos… jejeje, y aún más, gané un lindo regalo al ver a mi marido con nuestro hijo.

Mientras que yo estuve fuera, los dos se acercaron, se entendieron como nunca, crearon una relación de complicidad que antes no existía e hicieron cosas juntos que no habían hecho en años.

Lección de hoy, amiga mamá: A veces esperamos que nuestro marido sea con nuestros hijos, exactamente como nosotras somos, pero nos olvidamos que sin darnos cuenta ocupamos TODO el espacio de la protección y así ellos se retraen y piensan: ¿para qué voy a hacerlo, si ella ya hace todo?

Nosotras no somos insustituibles, nadie lo es, así que vamos a aprovechar y darles el espacio para que ellos actúen en sus debidas tareas de padre, y mientras tanto, ¿qué tal si nos volvemos para nosotras?

Protección exagerada genera dependencia del protector y no del protegido, que en realidad, en cuanto tenga la primera oportunidad deseará correr bien lejos, criar alas y volar, y esto no es lo que queremos.

¡Hasta la próxima semana!

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4 comentários

  1. En realidad tube que comprender que mi hijo necesitaba su propio espacio de una manera muy drastica, pero aprendí

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  2. Señora yo no soy madre pero si mujer y entiendo perfectamente ese sentimiento de las mujeres cuanto mas ser madres ya de por si somos de querer controlarlo todo y pensamos muchas veces ue como nosotras nadie …. creo ue eso ya es una característica de las mujeres .. el tema es ue muchas veces terminamos dándonos cuenta ue las cosas terminan haciéndose igual … uizas a otros tiempos… pero se hacen y los demás sobreviven… asi ue bueno creo realmente ue la manera de dejar crecer y aprender es dejar ue se vayan desenvolviéndose solos … supongo ue es fácil decirlo pero también creo ue a la larga o a la corta uno debe tomar esa actitud… la dejar hacer y dejar crecer

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  3. Nadie nos enseñó a ser padre, ahora se que haciendo mi parte, confiando verdaderamente en las manos de Dios a mis hijos ellos serán protegidos e instruidos al buen camino.

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  4. Totalmente de acuerdo, no tenemos una escuela que nos enseñe a ser padres, solo en la dependencia de Dios, El nos va guiando y momoldeando.
    A partir de estos testimonios recibimos también las enseñansas para la gloria de Dios.
    Dios las bendiga.

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