La Obrera y La Cena

Esta semana, una esposa de pastor, mi compañera, me sugirió que escribiese un post sobre la forma de cómo las obreras deben servir la Santa Cena.

Pues, infelizmente muchas, con el pasar del tiempo, y porque ya es algo común, se dejan llevar por la acomodación y preparan, sirven, y hasta participan de cualquier manera, como si fuese un ritual.

Al principio, la obrera tenia la mayor reverencia cuando pensaba en la Santa Cena, cuidaba de su apariencia, recogía con todo cariño su cabello, trataba sus uñas usando un esmalte simple, se maquillaba, preparaba con cariño su uniforme, para que todo fuese perfecto en ese día especial.

Aquella que preparaba los elementos, lo hacia con mucho cuidado y preocupación, era la primera en llegar a la iglesia. Antes de preparar el pan y el zumo de uva, ella presentaba su vida a Dios. Enseguida lavaba sus manos, colocaba sus guantes y su gorrito en la cabeza, para que todo fuese hecho de forma higiénica. Había orgullo y mucho temor, en todo lo que envolvía ese momento único y santo.

Hoy este artículo pretende llevar a cada una de nosotras a hacer un análisis sobre la forma de cómo hemos visto la Santa Cena. ¿Es apenas como una tradición más en tu vida? Tal vez tu respuesta inmediata sea: “¡Ah! No… ni pensar….” Pero, por favor, para y piensa bien: ¿Qué significa la Santa Cena para ti?

Pues tanto la obrera que prepara, como la que sirve, tienen en sus manos el cuerpo y la sangre de Cristo. Es tan serio, tan profundo. observa la responsabilidad de servir la Cena de Cristo.

Por eso el rigor tiene que ser elevado, en lo que respecta a tu santificación y al tipo de conversación que tienes. Pues tenemos conocimiento que muchas, mientras están preparando la Santa Cena, hablan de asuntos que nada tienen que ver con ese momento. Es necesario tener en cuenta, no solo los detalles físicos, sino principalmente tu interior. Observa lo que dice la palabra de Dios:

“De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.” (1 Cor: 27-29)

¿Cuándo como del pan y bebo del cáliz del Señor indignamente?

-Cuando mi conducta esta manchada por el pecado, y ya hablé aquí varias veces, que ese pecado es por la religiosidad, por la hipocresía disfrazada, por los pensamientos de auto suficiencia y de ahí para adelante….. Vale la pena recordar que no son aquellos pecados que están a la vista de todos, son los que están en oculto.

Amiga obrera, date cuenta de la necesidad que tenemos de hacernos un examen nosotras mismas, antes de preparar la Santa Cena, pues podemos estar camino a nuestra propia condenación.

Dejo aquí un consejo a todas las Obreras:

Cuando fuese el día de la Santa Cena, haced todo con mucho empeño y cuidad principalmente de vuestro interior. Eso también es una ofrenda para tu Dios.

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