La fe es pura y no engaña

La fe es pura y no engaña

Para conocer y ver a Dios en Su perfección, tengo que ver mi imperfección. Esa es la realidad, ahí queda claro que Dios es Perfecto, y por qué Él debe ser honrado por encima de todos nosotros.

Bueno, continuando sobre la historia que sucedió con Rebeca, le dijo a su hijo Jacob que se hiciese pasar por Esaú delante de Isaac, que era su marido, el padre de Jacob. Esto por que su marido iba a bendecir a su primogénito. Y esa bendición era importantísima. Rebeca y Jacob la veían como importantísima, pero la forma en cómo ellos lidiaron con la situación no fue de la manera que la fe nos pide.

La fe no hace que seamos engañadores. La fe es algo puro, que nos hacer ser verdaderos, cercanos y no superficiales. Y Jacob hizo exactamente lo que su madre le orientó, buscó el cordero en el rebaño, y ella hizo la comida para que Jacob se presentase, como si el la hubiese cazado y hecho aquel guiso de comida.

Vamos a ver lo que pasó:

Entonces él fue a su padre, y dijo: Padre mío. Y éste respondió: Aquí estoy. ¿Quién eres, hijo mío?

Y Jacob dijo a su padre: Soy Esaú tu primogénito. He hecho lo que me dijiste. Levántate, te ruego. Siéntate y come de mi caza para que me bendigas.” Génesis 27:18-19

Jacob diciendo a su padre que era Esaú, el primogénito, es decir, ¡todo una mentira!

E Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la has encontrado tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque el SEÑOR tu Dios hizo que así me acaeciera.

Isaac entonces dijo a Jacob: Te ruego que te acerques para palparte, hijo mío, a ver si en verdad eres o no mi hijo Esaú.” Génesis 27:20,21

Isaac percibió que la forma de Jacob y las cosas que pasaron tan rápidamente no eran algo que debería haber pasado. Entonces, él quería palpar a su hijo, que supuestamente sería Esaú.

Jacob se acercó a Isaac su padre, y él lo palpó y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.” Génesis 27:22

Isaac percibió que la voz no era la voz de Esaú, pero las manos si, porque la madre había puesto pelo para que engañase a Isaac, y él pensase que era Esaú.

 Y no lo reconoció porque sus manos eran velludas como las de su hermano Esaú, y lo bendijo.

Y le preguntó: ¿Eres en verdad mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy.” Génesis 27:23,24

¡Todo una mentira! ¡Todo de forma inadecuada!

Imagine, llegar delante de una autoridad, en el caso, Isaac era la autoridad de Dios, era el hijo de la bendición, para bendecir a su hijo de forma engañadora, no fue agradable. Su padre no estaba seguro, firme en aquello.

Entonces dijo: Sírveme, y comeré de la caza de mi hijo para que yo te bendiga. Y le sirvió, y comió; le trajo también vino, y bebió. Y su padre Isaac le dijo: Te ruego que te acerques y me beses, hijo mío. Y él se acercó y lo besó; y al notar el olor de sus vestidos, lo bendijo, diciendo: He aquí, el olor de mi hijo es como el aroma de un campo que el SEÑOR ha bendecido.
Dios te dé, pues, del rocío del cielo, y de la grosura de la tierra, y abundancia de grano y de mosto. Sírvante pueblos, y póstrense ante ti naciones; sé señor de tus hermanos, e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, y benditos los que te bendigan.”
Génesis 27:25-29

Dios estaba viendo todo lo que Rebeca y Jacob estaban haciendo. Y Dios desde el cielo no hizo nada, no habló con Rebeca, no habló con Jacob, no Se presentí a ellos, no les impidió, ¿sabe por qué? Porque Dios nos asiste a todos, y permite que manifestemos lo que está dentro de nosotros, para que reconozcamos quién hemos sido.

¿Usted encaja en el caso de Rebeca y Jacob? ¿Intentando engañar de una forma u otra para alcanzar algo que es de Dios, pero de forma errada?

Obviamente que esto tuvo consecuencias para Rebeca y Jacob. Y va a saber más aquí en el próximo episodio de la serie ¿Quién es Dios?

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