La fe emotiva iguala a Dios con Sus siervos

La fe emotiva iguala a Dios con Sus siervos

¿Usted conoce su debilidad? ¿Y sus cualidades?

Es muy bueno conocerse para que así pueda tener el enfoque en lo que tiene que cuidar.

Bueno, voy a contar algo que realmente sucedió con los discípulos de Jesús:

 “…Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.” Mt 17:1 – 2

¡Mira qué oportunidad! Aquel episodio de transfiguración estaba sucediendo delante de los ojos de aquellos tres discípulos de Jesús.

 “ Y he aquí, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él. Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: Señor, bueno es estar aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Mt 17:3,4

Observe que hubo algo errado en la actitud de Pedro. Y es esto lo que pasa con nosotros. A veces, decimos cosas que vienen a nuestra mente, pensando que es lo mejor, pero aquello no es pensado de forma racional.

Pedro quería agradar a Jesús haciendo una tienda, pero también a Moisés y Elías, porque ellos eran hombres usados por Dios en el pasado. Pero, al querer hacer tiendas para los tres, Pedro estaba igualando al Señor Jesús,  con Moisés y Elías.

Y muchas veces, las personas son tan gratas al hombre o a la mujer de Dios que consideran a los siervos de Dios como a Dios. Es decir, quieren igualar a Dios y a los siervos de Dios.

 “Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a Él oíd.” Mt 17:5

Mire lo que hace la fe emotiva, ella iguala a Jesús con los siervos de Dios.

El siervo de Dios debe ser respetado. Pero no podemos exaltar al siervo de Dios de la misma forma que exaltamos a Jesús.

Jesús estaba allí transfigurado, y revelaba Su plenitud y majestad de Dios Padre. Por eso es que Dios Padre interfiere, en medio de las palabras de Pedro.

Dios nos exhorta, delante de nuestra actitud errada. Y nos hace ver que debemos mirar para Jesús, Su Hijo, que vino en forma de Siervo, para servir al Padre.

 “Cuando los discípulos oyeron esto (a Dios Padre honrando al Hijo), cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran temor. Entonces se les acercó Jesús, y tocándolos, dijo: Levantaos y no temáis. Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo.” Mt 17:6,7

Cuantas veces Dios nos habla algo, que nos deja cabizbajos, es decir, con el semblante de vergüenza. ¿No es así? Porque cuando Dios habla, vemos nuestro error. Pero enseguida viene el Señor Jesús, que representa hoy en día el Espíritu Santo, y nos toca y dice: “Levantaos y no temáis”.

¡¿No es lindo este Dios!?

¡Y Él está ahí con usted! Usted no Lo ve, pero Sus Palabras están vivas y usted puede sentir una certeza, una fuerza y, principalmente, ¡la Paz que viene de Dios!

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