La envidia te excluye y la Inteligencia te incluye

Viviane Freitas

  • 22
  • Sep
  • 2014

La envidia te excluye y la Inteligencia te incluye

  • 22
  • Sep
  • 2014


“Entonces los judíos no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,

y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?

Sus padres entonces les respondieron, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego;

pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos. Preguntadle a él; edad tiene, él hablará por sí mismo.

Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya se habían puesto de acuerdo en que si alguno confesaba que Jesús era el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga.

Por eso sus padres dijeron: Edad tiene; preguntadle a él. 
     
Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador. 

Entonces él les contestó: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo.

Le dijeron entonces: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

El les contestó: Ya os lo dije y no escuchasteis; ¿por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que también vosotros queréis haceros discípulos suyos?

Entonces lo insultaron, y le dijeron: Tú eres discípulo de ese hombre; pero nosotros somos discípulos de Moisés.

Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés, pero en cuanto a éste, no sabemos de dónde es. 

Respondió el hombre y les dijo: Pues en esto hay algo asombroso, que vosotros no sepáis de dónde es, y sin embargo, a mí me abrió los ojos.

Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye.

Desde el principio jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento.

Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada. 

Respondieron ellos y le dijeron: Tú naciste enteramente en pecados, ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera.” (Juan 9:18-34)

Cuando la persona tiene envidia, se excluye del plan de Dios.

Dios vino para salvar a todos, pero quien se incluye o excluye del plan de salvación, es el propio individuo, el cual insiste en alimentar envidia, resultado de un sentimiento de inferioridad.

Cuando no manifestamos la fe inteligente, sobresale la fe emotiva, la cual nos hace tener una personalidad, carácter o comportamiento que no nos incluye. Por ejemplo, hay personas que nos están acompañando que se sienten inferiores a otras, terminando por envidiarlas. La forma de defenderse y aumentar su auto estima es hablando mal, viendo algún error o situación para condenar e imponerse, creando así una disensión y problema. No ven el problema que está en su interior.

El problema que los judíos cargaban no era por el día – sábado – sino por la envidia que tenían por lo que Jesús hizo, algo que ellos no conseguían hacer. No manifestaron la fe, no fueron usados por Dios.

Imagina que llega alguien, hace el papel de un “hombre” de Dios, mientras que tu no lo haces. ¿Cómo te quedas? ¡Con envidia! Hay personas que reaccionan de esta forma, cuando no se someten en el servicio a Dios, sino a si mismos.

Cuando llamaron al que era ciego, le dijeron que diese la gloria a Dios. ¡No se vieron a si mismos!
Cuando vivimos una fe emotiva, no nos vemos a nosotros mismos.

No estamos leyendo la Palabra de Dios para condenar a los judíos y fariseos, sino para que te des cuenta en quien has sido, y cómo has reaccionado, con quién eres mejor y sobresales. Porque si tienes envidia, quien sale perdiendo y se excluye eres tú: si te separas, tienes malos ojos, guardas resentimiento y vives con un peso.
¡El hombre que era ciego estaba libre! No había que estar en la sinagoga para agradarles. ÉL fue curado y asumió que recibió la sanidad a través de Jesús.

“Desde el principio jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento.

Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.”
¡Él asumió su fe! Yo aprecio esta fe y la aplaudo, no glorificándole, sino porque su creencia lo hizo independiente y fuerte.

Está es la fe inteligente que nos hace ser escogidos de Dios, cuando queremos ser justos con Él.
Peor lo que les pasa a muchos, basados en la fe emotivas, es que no son realistas o justos. Y esto desagrada a Dios, porque ¡¿quién podrá ayudarte amas y defiendes lo que es injusto?! Si tus sentimientos fuesen ayudar, no habrías gemido de la forma que lo hiciste.

¡Usa tu inteligencia! Cuando sientas algo contrario a lo que se debe sentir. Actúa con la fe inteligente, porque Dios se agrada cuando te basas en lo que es justo, ¡por qué Él es Justo, la Verdad, la Luz!
Quien acepta la Luz acepta la verdad, acepta lo que es justo, se somete, aprende. Los judíos y fariseos no querían aprender, sino subyugar a través de la imposición. Y si eres uno de estos, sales perdiendo porque te excluyes.
Amigo internauta, ¡espero que te incluyas!

Espero tus comentarios aquí: ¿Vas a incluirte? ¿Qué darás para incluirte? ¿Vas a afrontar los sentimientos que están desde el pasado, frutos de comentarios o resultado de tus cinco sentidos?

Te dejo este espacio para pensar al respecto y comentar.

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1 comentário

  1. me incluyo sra quiero aprender a usar la iteligencia

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