LA CODICIA – Episodio 25: La codicia y la borrachera

LA CODICIA – Episodio 25 : La codicia y la borrachera

¿Cuántas cosas ha aborrecido? ¿qué hace? ¿pelea, ignora, intenta huir de los problemas, profundizándose aún más en el trabajo, con las amistades o incluso con distracciones? Pues si, vamos a decir la verdad: ¡todos nos aborrecemos! Pero lo que tenemos que pensar es cómo tratamos ese aborrecimiento, qué hacemos después de eso, cuáles son las causas.

Muchas personas, por alimentar ese aborrecimiento, crean otros problemas. Ellas terminan exaltando el problema, hablando mal del problema, quejándose e incluso entran en algún vicio. Y todo porque escogieron amistades indebidas, amistades que no le hacen bien. Y ahí abren la puerta a un mal más en su vida.

Empezó apenas con algo que le cansó, que se extendió con el tiempo y llevó a la persona a buscar ambientes para distraer su dolor. Y en ese ambiente, a pesar de querer ser aceptada. Se siente rechazada por el padre, por la madre, por el esposo, por el marido y por buscar la aceptación se vuelve vulnerable a cualquier sugerencia.

Y ahí, con las amistades indebidas vienen las ideas, viene la bebida, el alcohol, el vicio. La persona empieza con una bebida, y en poco tiempo bebe todo el día, y se vuelve un vicio, o un refugio para los problemas.

Hemos hablado sobre la codicia. Y la codicia es algo que la persona quiere de cualquier manera. Independientemente de lo que tiene que pasar, ella quiere eso. Es decir, piensa que aquello que quiere es mejor que todas las otras cosas que pueden pasar en su vida.

Por eso, no mide esfuerzos, por ejemplo, tiene un problema en su casa, con sus padres, con un familiar, se molesta, quiere huir de casa, quiere salir de cerca de su padre, de su madre, y va a un círculo de amigos, que dicen cosas, implantan ideas, revueltas, y probablemente son otras personas que también están molestas con su propia familia, con la vida, con la vida sentimental, y esas personas se refugian unas en las otras, dando sugerencias inadecuadas.

Y después, vienen los momentos de distracción, beben y aquella bebida va dando más puertas abiertas para llamar a otro vicio, y ahí va, y va… hasta que la persona se autodestruye.

La Biblia habla de las obras de la carne, y sobre la borrachera. Muchas personas están viciadas en la bebida, en el alcohol, en la droga, y no sólo eso. Hoy tenemos una extensión de vicios, que las personas añaden a su vida, por querer refugiarse en algún lugar, en alguna sensación, a veces incluso en la comida. En fin, un problema agregado a otro, un pecado llama a otro, y así va creciendo.

La Biblia dice:

“Porque las obras de la carne son manifiestas, las cuales son: adulterio, fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, iras, peleas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras…” Gálatas 5:19-21

El tema de hoy es sobre la bebida alcohólica.

Para muchas personas es necesario beber mucho hasta emborracharse. Pero sabe, todo lo que le quita el sentido de medir, de pensar adecuadamente, no conviene.

Por eso, la bebida lleva a la persona a hacer cosas descontroladas, lo que piensa y siente, ella dice. Lo que tiene ganas ella hace, sin medir las consecuencias. Y eso causa problemas enormes.

Muchas personas que he atendido vivieron eso dentro de sus casas, con su padre, con su madre, y hoy no consiguen contenerse, no pueden dejar de beber. Esto es lo que ha provocado destrucción en muchas familias, incluso divorcios, por causa del vicio.

La persona se inclina tanto a la bebida, se vuelve tan viciada, que no puede estar sin ello. ¿Eso es ser libre? Optar por aquello, ¿le hace esclavo? ¡No! Y normalmente el viciado no asume su error, no lo asume porque cree que es un placer momentáneo, y que se va a contener.

Poco a poco, es así como el pecado entra. La persona va abriendo la puerta para uno, para otro, para el odio, después a amistades indebidas, luego a elecciones erradas, todo por causa de una raíz de indignación, algo que no resolvió dentro de si misma.

Observe que la codicia es un paquete de problemas dentro de la persona. Empieza dentro de ella, y enseguida se exterioriza hacia otras personas, a la familia. Por ejemplo, una persona bebe, se emborracha, causa problemas familiares. La persona se comporta agresivamente porque no está en su estado cabal, es decir, hace mal a la propia persona y a otras personas que conviven con ella. Esto es lo que hace el pecado. Se extiende y causa problemas, también causa un problema interno en otros familiares. ¡Observe la situación!

Lo que las personas no se dan cuenta es de que el pecado, las obras de la carne están en un paquete. Imagine, no fornica, pero envidia a otra persona. No hace eso, pero tiene ira, vive en peleas, con disensiones, es decir, en ese paquete las obras de la carne son manifiestas, son materializadas en el cuerpo de una persona. Y sobre eso la Biblia dice algo muy interesante:

“…borracheras, glotonerías, y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales de antemano os declaro, como también antes os dije, que lo que cometen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.” Gálatas 5:21

Se imagina, usted cometer aparentemente una cosa que no ve como grotesca, pero está en este paquete de las obras de la carne, que vinieron de varias cosas que fueron sucediendo, y que la persona no se corrigió, no se disciplinó, permitió que el mal habitase dentro de ella, y eso se volvió un problema mayor que es no heredar el Reino de Dios. ¡Imagine si la persona muere de repente y no tiene tiempo de pedir perdón a Dios!

Por eso, es tan importante entender que la parte espiritual es lo que tiene que cuidar, porque esa no será solo por esta vida, se va a extender para toda la eternidad, con Dios o en el mal, el infierno, la muerte, los demonios, el anticristo, es decir, conviene que usted y yo cuidemos de nuestra vida espiritual, que es nuestra alma.

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