Justa para Dios

En medio de tantas personas que dicen creer: Colegas, amigos, familiares, etc. Existen específicamente aquellos que llaman la atención de Dios. ¿Por qué?

Porque: “Ambos eran justos delante de Dios…” (Lc. 1:6)

¿Qué es ser justo delante de Dios?

¡Es ser racional!

Notamos que los jueces de la tierra – en los tribunales – no tratan los casos con compasión, sino de forma racional. Buscan el origen del problema y tratan de los asuntos expuestos, basados en evidencias.

Justo es aquel que razona; que no se basa en su “justicia” personal, es decir, que no vive de acuerdo con sus propios sentimientos.

En la Biblia tenemos varios ejemplos de personas que se mostraron justas, no por lo que sentían; por las cosas que les faltaban, o por lo que temían… Eran justos, porque estaban afirmados en los mandamientos de Dios.
No se basaban en cualquier sentimiento o en la opinión ajena, sino únicamente en respetar y obedecer Su voluntad.

Es tan real que no lo demostraban con palabras, como fue el caso de Zacarías e Isabel: “…viviendo irreprensiblemente en todos los preceptos y mandamientos del Señor.” (Lc. 1:6)

Ellos vivían… no hablaban apenas, o predicaban. No solo sacrificaban durante un tiempo, sino que vivían literalmente de acuerdo a los mandamientos y preceptos de Dios, diariamente… siendo irreprensibles.

Y te digo más: “…en todos los preceptos y mandamientos…” Se fijaban en cada detalle, evaluando constantemente “lo correcto y lo equivocado”.
Vivían plenamente de acuerdo con lo que habían sido instruidos y no apenas basados en conocimientos.

No eran apenas palabras o enseñanzas, ¡era Vida!
Y eso es lo que llamaba la atención de Dios…

También es eso lo que nos permite ser justas delante de Él: Observar los detalles; preocuparnos en ser, más que en hacer.

Muchas personas alimentan la idea de un dios injusto… Dicen: “Estoy viviendo una injusticia…”, “Este y aquel , tienen oportunidades que yo no tengo…”; “Tienen más favoritismos…”, “Yo estoy olvidada aquí, en el trabajo, en el lugar donde estoy…” Así, dejan de tener fuerzas para orar; para vivir conforme a lo que Dios nos ha enseñado… Y no buscan el origen de esta situación, sino que atribuyen la culpa a los demás.

Si piensas que aquello que está ocurriendo en tu vida, es injusto… ¿Qué tipo de creencia en Dios es la tuya?

Si crees que tu dios es injusto… no te olvides que aquellos que llamaban la atención de Dios, en el pasado, enfrentaron todo tipo de circunstancias adversas: Esterilidad, hambre, persecución, vergüenza, humillación, angustia, ¡sin nunca negar su fe! Y fue exactamente eso lo que los justificó…

Los ojos de Dios se fijan en alguien que destaca, incluso delante de situaciones adversas; o delante de malos testimonios. Estos, de ninguna manera alteran su forma de ser; su temor. Las circunstancias no dominan su fe, porque la fe pura está resguardada en su interior.

¿Has brillado y llamado la atención de Dios?

Si quieres justicia, mira hacia ti misma y reconoce tu necesidad. ¿Qué es lo que te falta en relación a Dios?

¿Quieres ser irreprensible en todos los mandamientos? Entonces cuida tu propia fe. Es así que se caracteriza “el justo” delante de Dios: ¡Primeramente mira a su interior y analiza su fe!