Joven, ¿estás siendo tentado?

Ellas vienen con apariencia de inocente e indefensa. Aparentemente no hay motivo para preocuparse, es algo resistible.

Sería una debilidad de nuestra parte asumir como una tentación algo tan absurdo y sin malicia.

Pero parece que cuanto más la ignoramos, más nos acercamos a la línea. ¿Qué línea es esa? La línea que separa el ser… de caer en la tentación.

Después de ver las consecuencias que trajeron esa decisión, percibimos que fue una pésima elección. Cambiar algo tan puro y espiritual por algo carnal y maligno.

Pero, ¿por qué somos tentados? ¿Por qué Dios no nos libra de la tentación?

“Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.” (Santiago 1:13-15)

Nosotros sólo deseamos algo cuando:

1. sabemos que existe

2. tenemos deseo de tenerlo

3. está a nuestro alcance

Entonces, ¿cómo vencer una tentación?

Si supieses lo posible, no vas a saber que existe;

Si estás con tu mente enfocada en otros objetivos, no tendrás otros deseos;

Si no estás cerca, no estarás a su alcance.

Hablando claramente:

Sino quieres mentir, no pienses en otra salida, sino decir la verdad.

Sino quieres ser cotilla, entonces no quieras saber sobre la vida de nadie.

Sino sabes guardar un secreto, no deje que se lo cuenten.

Sino quieres involucrarte sexualmente con alguien, entonces, no provoques momentos para ello.

Sino quieres apasionarte de alguien, entonces, procura no saber sobre ella.

Cuando llegamos demasiado cerca de la línea, lo más probable es pisarla, pero cuando tenemos temor a Dios, nos apartamos de esta línea lo máximo posible.