Jóven : Joven Coca – Cola

Efecto Coca – Cola: Empieza por explotar y, en poco tiempo, pierde el gas.

¡¿Cuántas veces nos proponemos hacer algo y empezamos a “todo gas”, entusiasmados con la motivación, y al poco tiempo nuestro ritmo se ralentiza?!

Cuando nos damos cuenta, ya nos hemos olvidado completamente de ese propósito.

“¡Voy a hacer el desafío godllywood!” Después de 1 mes, no has pasado del 1º desafío;

“Voy a hacer un ayuno” El tiempo pasó y te olvidaste que estabas en ayuno;

“Ahora me voy a afirmar con Dios” La primera tentación del diablo, caes;

“Ahora voy a sacrificar” Cuando llega la hora no tienes el coraje.

Este es el resultado que quien vive una fe emotiva. Empieza, pero no termina. Comienza feliz y acaba frustrada.

Este tipo de fe no lleva a la Salvación.

¿Cómo salir de esta fe emotiva?

1º ¡Piensa más allá! Observa tu futuro, no mires a lo que eres hoy, sino a aquello que Dios va a hacer de ti.

2º Prepárate para sacrificar lo que sea necesario. Prepararse para sacrificar es definir lo que harás cuando llegue la hora.

¿ y si tengo que sacrificar mi orgullo, estaré dispuesta?

¿si tengo que sacrificar mis deseos, estaré dispuesta?

¿si tengo que sacrificar mis planes futuros, estaré dispuesta?

¿y si conozco a una persona interesante para mi, estaré dispuesta a negar mi voluntad?

3º Sacrifica. Ahora es momento de actuar. ¡De tomar la actitud que te has propuesto!

» Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: «Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar ´

– ¿O qué rey, cuando sale al encuentro de´ otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil hombres es bastante fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz.

– Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo.» (Lucas 14:26-33)