¡¿Cómo puedo ser esclava, si soy de Dios?!

Viviane Freitas

  • 1
  • Sep
  • 2014

¡¿Cómo puedo ser esclava, si soy de Dios?!

  • 1
  • Sep
  • 2014

“¿Cómo puedo ser esclava, si soy hija de Dos?” Es la pregunta que tal vez tengas en tu mente. “Yo soy esposa de pastor, obrera, diezmista, evangelista, formo parte del Grupo Joven; soy líder… Y ¡¿aún así soy esclava y tengo que liberarme?!


¡¿Conoceré la verdad y la verdad me liberará?! Esto es sólo para personas que están en fase de liberación. ¡No para mi! Ya tengo el Espíritu Santo, tuve un encuentro con Dios; estoy en un proceso en el que Espíritu Santo va a descender, etc., etc.”

Tal vez seas una persona que se apoya en aquello que ya ha conquistado antes. Pero, literalmente, ¡eres una esclava!

¿Vamos a saber por qué?

“Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: «Seréis libres?

Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado;

y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre.

Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.

Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.

Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de vuestro padre.” (Juan.8:33-38)

¡Es muy fuerte y explícito lo que el Señor Jesús dice!

Pero ¿cuándo no creo, no oigo y no me someto a la voz de Dios? Cuando no estoy sensible o no busco servirlo mejor, en realidad, nos sentimos “atacadas”. El Señor Jesús no estaba “atacando”, ¡sino diciendo la verdad!

Los judíos que pertenecían a la descendencia de Abraham, se asemejan a muchas personas, de hoy en día, las cuales se apoyan en un título, como esposa de obispo, de pastor, obreras desde hace muchos años, o en la Iglesia desde hace tanto tiempo… Si estás acompañando los artículos, recuerda, el viernes hablamos sobre el verdadero discípulo, el cual permanece en la Palabra del Señor Jesús. Sino permanecemos, incluso yo, siendo hija del Obispo Macedo, y esposa del Obispo Julio, teniendo cualquier posición, jamás seré libre, sino que yo misma me haré esclava.

¡La idea que el Señor Jesús quiere transmitir es la de que seas libre! Si algo te ha tenido cautiva, si vives sujeta a una situación que no puedes cambiar, entonces, estás siendo esclava. No estás dejando que la Palabra de Dios permanezca en ti. Y está mal, ¡si! ¡No dejes de leer! Presta atención, no te sientas ofendida, resuelve la cuestión que está dentro de ti, ¡porque fue así como tuve que resolver la mía!

Tuve que liberarme porque muchas veces encontramos cosas dentro de nosotros que no son agradables a Dios.

“ En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado. “

Si yo soy dependiente, si vivo dominada por un sentimiento, entonces soy esclava de aquello. Y sólo seré libre, cuando permanezca en la Palabra de Dios.

Por ejemplo, tú dices que eras celosa y ahora eres libre. Está bien, pero tal vez hoy seas orgullosa; no admitas someterte; no quieres comenzar de nuevo y someterte a aprender nuevamente. Entonces estás literalmente como una esclava, porque eres dominada por tu orgullo.

“… si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.”

Reconoces, por ejemplo que aquello que te domina son los celos, o los complejos de inferioridad cuando estás entre amigas o entre quien sea. Te sientes así porque en el momento en que vives la situación, la Palabra de Dios está apenas en tu conciencia. Mejor dicho, a veces, hasta te olvidas de la misma ante las circunstancias. No expulsas lo que estás sintiendo y dices: “¡Yo no quiero sentir esto! Me controlo y permanezco en las palabras del Señor Jesús, porque si hago esto, ¡seré verdaderamente Su discípulo! Yo voy a ser Tu discípulo, Dios mío. No voy a dejar que ese sentimiento maldito, esos malos ojos, lo que estoy viendo ahora, lo que me hace cambiar de comportamiento, de facciones, que me dominen. ¡No lo acepto! ¡Quiero vivir en tu casa, mi Padre! Quiero vivir en paz y armonía contigo”

¡Existe una “Guerra” entre tú y la Palabra de Dios, de cual quieres tomar posesión!

Recuerda lo que Dios dijo a Sus siervos, que tenemos que conquistarlo con violencia, quiere decir, que seamos más fuertes que todos los sentimientos que vienen a ton y a son, y vienen a todos.

Si realmente quieres ser libre de todo lo que te ha tenido presa, como el pasado, los traumas, sea lo que sea, debes saber una cosa: ¡Tienes que hacer tu parte! Haz participe a Dios de tu “Guerra”, habla con Él, llora, clama, busca, pero no te pongas como víctima, ¡porque no lo eres! Resuelve tu cuestión, y hazlo con la fe inteligente.

Siempre que usas la fe emotiva, te haces la víctima, la “pobrecita”, la que nadie entiende. Siempre que te sientes de así, estás alimentando el problema dentro de ti ¡y serás literalmente, una esclava! No vas a ser feliz, tener paz, sino que vives de las circunstancias. Y si estás no están a tu favor, ¡te atormentarás!

Yo, Viviane, no acepto que vivas como una esclava. ¡Tú tienes que ser, literalmente libre!


“Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.”

¿Cuándo procuras matar a Jesús? Cuando oyes la verdad y no te sujetas a la misma, ¡permitiendo que lo que está dentro de ti, prevalezca! ¡Y cambias tus facciones, mostrando que estás dolida por lo que los demás piensan de ti, y estropeas tu día!

En lugar de ser feliz y aprovechar tus oportunidades, ¡no! Vives dentro de esa “caja” de sentimientos, y te quedas allí, hasta que un día, te indignes y te des cuenta que no es allí donde debes estar.

La Palabra de Dios tiene que estar en nosotros, ¡sea quien sea! Sino permanecemos en la misma, no vamos a vencer y nos hacemos esclavos. Jamás venceremos nuestras guerras internas. Incluso, pierdes la salvación, porque te dejas liderar, dominar por los sentimientos, que son malditos y nos apartan de Dios.

El Señor Jesús no Se sentía sólo, justamente porque agradaba al Padre. Tú te sientes sola e incomprendida, porque dejas que tus razones y sentimientos te lideren. No permitas eso, ¡sino que la Palabra de Dios te lave!

“Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de vuestro padre”

No permitas que el sentimiento sea tu “padre”. ¡Permite que Dios sea tu Padre, y te lave!

Resuelve lo que tienes que resolver y no te ofendas con la verdad.

Hasta el miércoles. Volveremos. ¡No te lo pierdas! Deja aquí tu comentario, me alegro leyendo con lo que tienes que decir.

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8 comentários

  1. Solo debemos dar oído a la voz de Dios, porque muchas veces los sentimientos quieren hablar más fuerte que la voz de El. Debemos permanecer en su palabra hasta el fin y hacer del Señor Jesús nuestro Padre sin dar oído a los sentimientos.

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  2. Muchas gracias Sra. Viviane por sus palabras. Justamente leyendo lo escrito, me pude dar cuenta que estaba siendo esclava de mis sentimientos, y que muchas veces es dificil reconocerlo. Ahora me doy cuenta de cuan importante es ser vigilante como el Señor Jesus lo dice. Dios la bendiga mucho !

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