Experiencia : ¿Justicia o in/justicia?

¡Hola queridas internautas! Hoy, quiero hablar de algo que sucede con muchas mujeres.

Preste mucha atención y vea si usted no ha pasado por eso.

¿Ya vivió una situación en la que habló algo y aquello causó un gran problema?
¿Ya se sintió juzgada o mal interpretada?
Y, ¿cuando usted piensa que hizo su mejor y además de estar segura de eso, ve que alguien habla mal de aquello que usted hizo diciendo que no estaba bien o que debería haber sido hecho de otra manera?

¿Cómo actúa delante de eso?

En realidad, delante de los ejemplos de arriba, tenemos la tendencia a sentirnos injusticiadas e incomprendidas, pasamos días guardando aquel sentimiento de «injusticia» y nos convertimos en las víctimas de la historia.

Pero, delante de todo eso; ¿esa es la mejor reacción?
¡Claro que no! Todas las veces que vivo algo y me quedo esperando algo de los demás, me torno rehén de la situación o presa de mis propios sentimientos.

Imagine un tribunal…Una persona que está siendo acusada de algo, para ser inocente, necesita de pruebas para que tal inocencia sea probada. No sirve de nada quedarse molesta con el juez, llorar, lamentarse delante del jurado ya que si hay pruebas; el veredicto final será: ¡Culpable!

Ahora vamos a pesar en la balanza de nuestra propia vida: ¿cuáles fueron sus resultados? ¿qué es lo que más vio en su vida: fracasos o realizaciones? ¿Aciertos o derrotas?

Mi vida es el reflejo de las decisiones que yo tomo y mis actitudes revelan lo que verdaderamente está dentro de mí y no venga con la disculpa de que habló sin pensar o que actuó por impulso; pues en realidad, lo que hacemos define quiénes somos.

Hace un tiempo atrás entrevisté a diez mujeres y les pregunté a todas si se habían hecho un chequeo recientemente y si iban al ginecólogo una vez por año. Para mi sorpresa, nueve de ellas hacía años que no iban al médico y ni pensar en el ginecólogo. Pero, si una de ellas de repente descubriese una enfermedad en un estado avanzado e irreversible; ¿es una injusticia de la vida? ¡No! Si ella no cuida de sí misma, no puede quejarse.

Tal vez usted fue etiquetada por los demás y dicen que es amarga, que no cuida de su apariencia, que es una mala madre, que no es una buena esposa, que es carnal, que no se desenvuelve en la Obra de Dios, que no es de confianza…
Pero, antes de sentirse una víctima, pare y piense en quién ha sido y que es lo que no ha dado para Dios y para las personas.

Si yo veo una manzana en un árbol, ¿voy a poder decir que es una banana? Y aunque yo lo diga, ¿las personas no van a ver que ese árbol da manzanas y no bananas?

No se olvide de eso amiga, nuestros frutos revelan quiénes somos realmente.

Yo le propongo aquí y ahora, mirar para sí misma y dejar de verse como la injusticiada y comenzar a hacer justicia a través de sus actitudes.

Mientras yo me sentí incomprendida y mal amada, me quedé en las manos de las personas. Yo fui pobre, me quedé mendigando; pero cuando llegué hacia Dios le pregunté: ¿Quién soy yo realmente? ¿Cuál es el problema? Todo el mundo habla mal de mí, reclama, nadie quiere ser mi amiga, mi marido no me admira…Yo quiero saber mi Dios, ¿qué es lo que tiene que cambiar en mí? Yo me pude ver y provocar mi cambio. Yo dejé de ser rehén de mí misma.

Experimente hacer esa pregunta para Dios y mediante lo que Él le muestre: ¡Actúe! Solo así la balanza de su vida va a inclinarse hacia realizaciones y conquistas.

¡Un abrazo!