Episodio146 – ¿Cómo Dios cuida a los Suyos?

No todos son de Dios, entonces, veamos cómo Dios trata a los Suyos.

Jesús dijo así:

«Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto.» Juan 15:1-2

Por lo tanto, existen dos situaciones.

En primer lugar: Si el sarmiento (la rama) que está en Él y no da fruto, Él lo quita.

Imagínate que estás con Jesús, vas a la iglesia, lees la Biblia, das el diezmo, das tu ofrenda, haces lo que aprendiste. Sin embargo, si no estás en Jesús, serás solo un religioso que cumple sus deberes, aunque no se relaciona, no ama, lo que significa que no le haces mucho caso a lo que el Señor Jesús te enseña.

Es decir, esta rama no dará frutos y se secará, y Jesús quita esta rama porque no necesita ser nutrida por Él.

Luego, en segundo lugar, Jesús dice que toda la rama que da fruto Él la limpia porque, a veces, es solo quitar las ramas secas, la hoja seca, para que después crezca y dé más frutos.

Pero, algunas veces, las personas no ven eso, por esta razón, Dios permite que sucedan ciertas cosas para que esa persona pueda dar fruto, es decir, reconozca sus fallas; que vea que el fruto no es conquistar, hacer obras, sino que el fruto es cambiar, reconocer, activar su fe, y así producir fruto.

Y tú, ¿has permitido que Dios te limpie o has sido arrancado de Él?

Recuerdo que, cuando Jesús me dirigió esas palabras, después de que hice una oración reconociendo que estaba fallando, y yo aún no había entendido lo que tenía que hacer con aquella falla… Un miércoles, estaba en la iglesia, y el pastor —que era mi marido— usado por el Espíritu Santo, explicó este pasaje, y Dios habló conmigo en ese momento: «Hija mía, la situación que estás pasando, esta dificultad se debe a que Yo estoy queriendo limpiarte, revelarme para que des más fruto. Has dado fruto, pero necesito limpiarte de lo que te ha contaminado, de lo que causó en ti ese sentimiento que estás nutriendo, defendiendo».

Días después Él me mostró, me reveló mi propia condición, y entendí mi error. ¡Eso es muy fuerte! Esa es una limpieza que Dios hizo en mí, y yo acepté sacrificar mi vida porque eso que Él me había revelado demandaba de mí sacrificio. El sacrificio de sujetarme a la condición que Él me había propuesto, y estoy muy agradecida a Dios por la verdad que Él me mostró.

¡Eso es lo que nos limpia! Esa limpieza no es hecha en la teoría, sino en la práctica.

Observe lo que Jesús dijo:

«Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.» Juan 15:3-4

¡Necesitas escuchar la Voz de Dios! No puedes tener solo información, sino que tienes que escuchar la Voz de Dios de tal manera que entiendas para que puedas producir fruto.

Nunca más me olvidé de lo que sucedió, y eso ha producido fruto en mi vida, no un fruto temporal, ¡sino eterno!

Y eso es lo que quiero para ti, que seas limpio por la Palabra que Jesús te ha revelado.

¿Aceptas? ¿Aceptas que Él te cuide? ¡Entonces, cree!