Episodio 167- ¿Qué honra buscas?

Normalmente buscamos nuestra propia honra. ¿Viste cuando queremos que las personas hagan las cosas a nuestra manera, o que nos entiendan, cuando esperamos algo y no sucede? A veces buscamos esa honra de manera sutil y no nos damos cuenta.

Jesús dijo que Él glorificó a Dios en la Tierra, consumando la obra que Dios Le dio, y sigue: «Y ahora, glorifícame Tú, Padre, junto a Ti, con la gloria que tenía Contigo antes que el mundo existiera», Juan 17:5.

¡Eso es muy lindo! Porque las personas buscan la gloria de este mundo, la aceptación de los demás, pero Jesús solo quería estar junto al Padre, así como era antes de la creación del mundo, antes de que el mundo existiera Él estaba al lado del Padre.

«He manifestado Tu nombre a los hombres que del mundo Me diste; eran Tuyos y Me los diste, y han guardado Tu Palabra.» Juan 17:6

Jesús no miró este mundo con la intención de venir aquí y buscar la aceptación de las personas. Vino para servir, para ser un referente de Dios, incluso Él es Dios, y para que las personas vean cómo actúa Dios, que hay pureza, humildad. Él no andaba entre los ricos, en los palacios, donde las personas pudieran darle algo, no, ¡porque Él es dueño de todo! Eso es muy poco para Él.

Lo que Le importaba al Señor Jesús era estar en sintonía con el Padre, y es la mayor gloria que podría querer en la vida. La honra que buscaba era vivir con el Dios Padre, seguir con la misma intimidad que ya tenía antes de comenzar el mundo.

El Señor Jesús fue sincero con el Padre. Cuando eres transparente y sincero, muestras el verdadero motivo de lo que quieres, y Jesús hizo eso. Él les manifestó el nombre de Dios a los hombres, a las personas que Dios les había dado, a las que Él tenía acceso.

«Ahora han conocido que todo lo que Me has dado viene de Ti…» Juan 17:7

El tiempo, las oportunidades y las horas de Jesús eran para hacer la voluntad de Dios, porque Él sabía que esas almas eran del Dios Padre, y que las entregó en las manos del Señor Jesús para que Él hiciera la obra.

En otras palabras, Jesús dijo: «Yo hice exactamente lo que el Señor Me pidió, fui fiel, ellos conocieron a Dios a través de Mí, y reconocen que todo lo que tengo proviene de Ti, no de Mi ni de Mi propia voluntad».

Mientras las personas buscan ser aceptadas por otras, el Señor Jesús quería agradar al Padre, eso demuestra que, mientras tú buscas a las personas, eres superficial, pero, cuando buscas a Dios, quieres agradarlo. Haces lo que necesitas hacer, incluso asumes la responsabilidad que tienes con tu fe.

¿Has buscado la honra de Dios o has buscado más la honra de tu jefe, o de tu familia? ¿Eres esa persona que siempre está intentando agradar al otro? ¿Vives inseguro porque no logras agradar a todos?

Sin embargo, cuando agradas a Dios tienes fuerza, ¡es algo totalmente diferente!

¿Ya pensaste en cumplir tu misión aquí en la Tierra? Imagínate vivir todos tus años de vida para agradar a Dios, ¿cómo crees que estarías? Estarías bien, feliz, porque mirarías al que entró a esta misión, que es Dios. Y es el Señor Jesús el que hizo eso.

Jesús miraba hacia el Padre, y por eso buscaba la gloria de vivir con Él. Hacia donde miras muestras lo que aprecias. Lo que priorizas es por lo que trabajas, en lo que inviertes tu tiempo, tus horas.

Y, como en todo lo que Jesús Se enfocaba era el Padre, ¿cómo crees que estaba Su mente? ¡Él vivía pensando en el Padre, Se agradaba del Él!

A veces, la persona tiene la conciencia de que debe servir y agradar a Dios, pero en el día a día se olvida de Él. Se sirve a sí misma y busca hacer las cosas para sí misma, no guarda lo que escuchó, lo que leyó en la Palabra de Dios, lo que escuchó del pastor, porque sus ojos y sus pensamientos están inclinados hacia lo terrenal, porque eso es más fuerte que Dios.

Muchas personas se autoengañan pensando que están bien, pero están manifestando una fe diabólica, aparentemente sirven a Dios, hablan de Él, leen la Biblia, van a la casa de Dios, pero viven mirándose a sí mismas, hacia las cosas terrenales.

Por eso, analízate, observa tu día a día, cada detalle de tu vida, y hacia dónde estás mirando, ¿hacia Dios o hacia algo que te honra a ti misma?