Episodio 160 – ¿Qué Consolador es este?

Tú sabes que no sabes todas las cosas. Que no tienes control sobre lo que está por venir. Pero ¿imaginas tener a alguien que te anuncie lo que está por venir, y ese alguien es el propio Dios?

Imagínate tener Alguien que te guíe incluso cuando ni siquiera te has dado cuenta de los problemas que están comenzando, pero el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, como dice la Biblia: “Él te guiará a toda la Verdad”.

Y lo más interesante es lo que les sucede a quienes reciben esta verdad:

«Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.» Juan 16:14

¡Imagínese recibir algo que es de Dios dentro de usted! ¿Cómo puedo permanecer indiferente cuando tengo algo que es de Dios dentro de mí? ¡No hay cómo!

Como dice este pasaje, glorificarás a Dios cuando recibas de Él.

Imagínate recibir el Espíritu de Dios, Aquel que te dice lo que va a pasar, que te dirige a toda la verdad, no cometerás errores en tus elecciones, no te casarás con la persona equivocada, no comprometerás tu vida, porque Él te guía. ¡Él te mantendrá!

¿Alguna vez has tenido la experiencia del Espíritu Santo mostrándote toda la verdad? ¿Qué estabas en el camino equivocado?

¡Mira cómo necesitamos al Espíritu Santo, el Consolador! Porque en lugar de traer un problema, un conflicto, Él nos libera de los engaños, de los errores, de la insistencia, de la esclavitud. ¿Sabes cuando insistes en cometer los mismos errores? Sí, el Espíritu Santo te guía, dice la verdad.

Pero, por supuesto, esto solo sucede si la persona recibe, acepta esta verdad, esta dirección que Él dice. Porque cuando el Espíritu Santo dice la verdad, habla de lo que es correcto, de lo que es justo, para ti y para mí.

Jesús dijo así:

«Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que Él toma de lo mío y os lo hará saber.» Juan 16:15

Si recibes lo que es de Dios, recibes a Aquel que venció la muerte, Jesús. El que perdonó a los que le ofendieron, y así tú también tendrás este poder de perdonar.

También mirarás a la gente y tendrás piedad, paciencia. ¡También guiarás a otras personas porque lo que has recibido no es algo normal, un conocimiento, sino que es el Espíritu de Dios!

Y Jesús continúa diciendo esto:

«Un poco más, y ya no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis.» Juan 16:16

Jesús estaba hablando de lo que iba a pasar. Vean cómo Dios habla a aquellos con quienes tiene intimidad: “Mirad, dentro de poco iré al Padre, y no me veréis, pero entonces me veréis…”.

¡Jesús estaba diciendo que iba a resucitar!

Mira la certeza que había en el Señor Jesús, este es el Espíritu del Consolador.

Tal vez vives en la duda, en el miedo, en la inseguridad, en el miedo al futuro, siempre débil, muy angustiado, quieres ser aceptado por todos, y te frustras con esto, porque cometes tus errores y vives en la inseguridad, entonces, haces las cosas sin fe, y esto trae muchos problemas, y no glorificas a Dios.

Esto demuestra que no estás recibiendo lo que es de Él, porque cuando recibes lo que es de Dios, estás seguro, sabes que vas a vencer, no hay duda que a pesar de que son tiempos muy difíciles, estás seguro de que ¡Vencerás!

«Entonces algunos de sus discípulos se decían unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: “Un poco más, y no me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis” y “Porque yo voy al Padre”? Por eso decían: ¿Qué es esto que dice: “Un poco”? No sabemos de qué habla.» Juan 16:17-18

Los discípulos no entendieron, así como a veces nosotros no entendemos cuando Dios quiere hacer una obra en nuestras vidas. Y llegan esos momentos difíciles, ese momento duro, y nos quedamos sin entender nada.

«Jesús sabía que querían preguntarle, y les dijo: ¿Estáis discutiendo entre vosotros sobre esto, porque dije: “Un poco más, y no me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis”? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.» Juan 16:19-20

Jesús les estaba diciendo a los discípulos que se iban a lamentar, a llorar, porque Jesús iba a ser crucificado, e iban a pensar que Jesús los había abandonado. No podían entender que Jesús iba a morir y luego resucitar. Y durante este período, en el que Jesús sería arrestado, juzgado, condenado y asesinado, los discípulos se lamentarían, llorarían, estarían tristes, mientras la sociedad, que está gobernada por el príncipe de este mundo, sería feliz. Esto se debe a que la gente no entiende las cosas de Dios.

Pero toda esa tristeza se convertiría en alegría, porque el Espíritu Santo, el Consolador, no es una alegría como la que da este mundo, ¡sino que es una alegría que no pasa!