Episodio 121- ¿Acaso usted es responsable con su fe, aunque eso le cueste?

Episodio 121- ¿Acaso usted es responsable con su fe, aunque eso le cueste?

¿Quién es Dios y quién es usted?

¿Acaso Dios no es responsable de la humanidad? ¿Qué hace Dios con respecto a los seres humanos?

Usted sabe que, después de que Adán desobedeció la orden de Dios, todos los seres humanos nacieron dentro de un mundo de tinieblas, de pecado. ¿Qué hizo Jesús, qué hizo Dios Padre? ¿Acaso Se llevó a la casa esa situación, ignoró a las personas que estaban en el error, en el pecado, cometiendo sus delitos? ¿Acaso Dios Se vuelve indiferente? Le probaré que no.

El propio Dios envió a Su Hijo con el objetivo de salvar a la humanidad. Obviamente, las personas tendrían que aceptar el regalo que Dios les estaba dando. Vea qué sucedió, en un momento, Jesús dijo así: «Ahora está turbada Mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora» (Juan 12:27), es decir, Jesús estaba sufriendo en la piel lo que muchas personas no piensan.

Él pagó un alto precio, así es, sintió en la piel el dolor, el alma perturbada, porque atraería todos los pecados del mundo sobre Sí, de todos los que asumen su fe en Jesús. Sin embargo, entre lo que sentía y lo que debía hacer, tendría que decidir ser fiel o simplemente largar todo lo que había venido a hacer. Él dijo así: «Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré» (Juan 12:28). Dios Padre honró al Señor Jesús, porque Él estaba llevando sobre Sí la responsabilidad de la fe.

Eso es lo que la fe demanda de los que creen en Jesús. Ellos tienen una responsabilidad, y esa responsabilidad a veces los hace contrariar su propia voluntad. Así fue. Ahora bien: «Y la multitud que estaba allí…», es decir, había una multitud allí, que escuchó lo que Dios dijo sobre Jesús. «Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado. Respondió Jesús y dijo: Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros.» (Juan 12:29-30).

En otras palabras, ustedes son incrédulos y piensan que vine aquí a buscar una gloria para Mí, pero no vine con ese objetivo, sino para dar Mi vida y salvar a las personas que están perdidas y quieren la verdad, quieren la referencia de un Dios verdadero, un Dios que asume la responsabilidad de hacer Su parte.

Usted no ve la ausencia de Dios cuando lee la Biblia; usted ve que Dios actúa cada vez que el ser humano ejercita la fe. Al principio de la Biblia, cuando Caín fue el primero en cometer una atrocidad en la vida, que fue matar a su hermano, Dios habló con él. Es decir, Dios nunca fue indiferente con las personas. ¿Nota cómo la sociedad pinta a un Jesús, a un Dios distante? En realidad, es la sociedad la que dicta lo que el padre de la mentira dice, el diablo, que quiere hacerle creer una mentira. Si usted cree en una mentira, crea una autodefensa, creyendo que Dios es irresponsable con la humanidad. No, Dios no es irresponsable, siempre hizo Su parte.

Incluso, usted puede ver aquí que Jesús estaba con el alma perturbada, porque tendría que pagar un alto precio.

Es decir, Él sabía cuál era Su objetivo, lo que tenía que hacer para salvarlo a usted, para salvarme a mí. Entonces, Jesús dijo: «… Esta voz no ha venido por causa mía, sino por causa de vosotros. Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (Juan 12:31). Muy bien, hablaremos sobre eso enseguida, mientras tanto, me gustaría que evaluara su fe. ¿Acaso usted es responsable? Usted dice creer en Dios, ¿pero es responsable con lo que tiene que cumplir, en relación a Dios, a la fe? Porque, cuando le demanda mucho lo que la fe le pide, ¿acaso no renuncia a Jesús, a la fe?

Como Jesús cumplió Su parte, habrá un juicio en este mundo, porque Él vino en un cuerpo físico; aun siendo Dios, aun habiendo creado todo con Su Palabra, vino de forma humilde, aceptando la forma de siervo. Ahí la Biblia dice: «Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera». Sabe, cuando hago mi parte, expulso el mal, el dominio del diablo y el pecado de mí.

Cuando Jesús cumplió Su parte, expulsó el reinado del diablo, digamos así, el dominio, porque toda la humanidad estaba bajo el dominio del pecado, de la muerte, porque Adán pecó y todos sus descendientes también pecaron.

Entonces, si no fuera por Jesús, el diablo estaría predominando en este mundo, no existirían los que aceptarían la verdad, ¿no es así? Pero Jesús dio Su propia vida por los sinceros, los que quieren lo que es correcto, justo y verdadero. Él dio Su vida para expulsar al diablo de la vida de las personas. Pero, claro, eso no me da el derecho de no ser responsable con mi fe, yo tengo que ser responsable con mi fe, tengo que ser disciplinada para poner mi carne, al diablo y mi voluntad afuera y dejar que Dios domine mi vida.

Jesús dijo así: «Y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.» (Juan 12:32), es decir: «Mi sacrificio, Mi renuncia, atraerá el pecado a Mí».

La Biblia dice eso: «Pero Él decía esto para indicar de qué clase de muerte iba a morir» (Juan 12:33). ¿Está viendo el precio de la fe? Existe el precio de la fe, existe la renuncia y el sacrificio que cada uno debe hacer. Jesús no necesitaba sacrificar porque no pecó en nada, pero Se llevó el dominio del pecado. Es decir, el fin de las personas que pecan es la muerte, pero, a partir del momento en el que asumen a Jesús, son justificadas, ya no hay condenación, a causa de la fe, por creer en Jesús, por tomar sobre sí la responsabilidad de asumir su parte, negarse a sí mismas y cumplir lo que deben cumplir.

Tengo que negar mi voluntad, corregir mis errores, para que el Reino de Dios, la voluntad de Dios sea hecha en mi vida; para que el Reino de Dios llegue a mí y a otras personas por medio de mi testimonio, de mi vida de renuncia, de práctica de la Palabra de Dios. Entonces, oyente, usted que juzgaba mal a Dios, que pensaba que Él solo daba órdenes y que usted tenía que pagar la peor parte, no es así. Incluso, Dios sigue sacrificando, para enseñar, para orientar, para creer, para seguir con toda esta humanidad, aunque muchos no Lo aceptan, porque muchos no quieren la verdad, muchos quieren seguir en el error, en el pecado.

Sin embargo, Dios está esperando hasta que la última persona acepte a Jesús, es decir, no serán todos los que Lo aceptarán, pero están los sinceros, los que quieren a Jesús, los que quieren la verdad, los que quieren la justicia. La pregunta que le hago es: ¿Acaso es sincero cuando dice que quiere tomar sobre usted la responsabilidad y asumir la fe de no ser comprendido por sus familiares, de ser expulsado de su círculo de amistades, por no hacer lo que hacen, solo por su fe en Jesús? Solo paga ese alto precio quien ama al Salvador de su alma.

Yo vi mi pecado sobre mí, yo vi que Jesús me salvó, me redimió, y quiero asumirlo todos los días de mi vida. Prefiero que Dios me lleve antes que negar mi fe, antes que lastimarlo, porque no Se merece eso. Él dio todo por mí, por nosotros, y estoy muy agradecida por el amor que ha tenido por todos nosotros; no solo por mí, sino por la paciencia que tiene con las personas.

Piense en esto, oyente. Él sigue dando, nunca más permitió un diluvio, aun con toda la atrocidad, con todo el pecado que el mundo ha generado, rechazando a Dios.

Dios sigue sirviendo, dando.

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*