Episodio 115 – ¿Cómo detectar un problema interior?

Episodio 115 – ¿Cómo detectar un problema interior?

¿Quién es Dios y quién es usted?

Yo le pregunto: ¿qué señal presenta de que hay algún problema en su interior? Muy bien, cuando pensamos en nosotros mismos, no pensamos que tenemos señales de algún problema, porque nos consideramos una buena persona, una persona que le hace el bien al prójimo, que no quiere el mal de nadie.

Así es como el ser humano se ve, pero ¿cuál es la realidad? ¿Cómo descubrir la realidad a nuestro respecto? ¿Vamos a descubrirlo?

Muy bien, les leeré lo que está escrito en la Biblia, sobre un acontecimiento: «… la multitud que estaba con Él cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio de Él. Por eso la multitud fue también a recibirle, porque habían oído que Él había hecho esta señal. Entonces los fariseos se decían unos a otros: ¿Veis que no conseguís nada? Mirad, todo el mundo se ha ido tras Él», (Juan 12:17-19) en este caso, Jesús. Entonces, aquí hay una señal, una prueba, de que había algún problema con los fariseos, ellos estaban incomodados. Sabe, usted no se da cuenta, pero la incomodidad es señal de un problema. Si usted insiste… Porque usted puede sentirse incómoda una vez, pero después eso pasa y ya no tiene más ese síntoma de incomodidad; sin embargo, si esto persiste en usted, mmm, quiere decir que existe un problema ahí. Incluso, cuando se resuelve, se resuelve cuando busca no pensar en eso, pero aquí los fariseos estaban tan incomodados que decían: «¿De qué sirve? Todas las personas están yendo tras Jesús.

Ellos querían difamar a Jesús, apresarlo; no querían que siguiera haciendo milagros, no querían que las personas Lo siguieran, porque eso ofendía su propio orgullo. Ellos querían ser reconocidos, no querían que Jesús tuviera toda esa fama, de que curó, de que resucitó a Lázaro.

Esto estaba generando un conflicto enorme dentro de los fariseos. Ahí está, ¿usted ya observó qué le ha incomodado insistentemente? A veces es un momento, después lo olvida, pero después vuelve en otro momento, parecido al anterior, y después lo olvida; pero después vuelve de nuevo. La señal está delante de usted. Eso es lo que hace la fe inteligente, no alardea de lo que cree, observa quién es. Eso es la fe inteligente.

Muy bien, nosotros siempre debemos estar alertas a nuestra persona, porque, si hay alguna incomodidad, es señal de un problema interno que debe ser tratado.

Muy bien, hablaremos de algo muy común entre las mujeres. ¿Usted sabe que cuando una mujer se va a encontrar con otras mujeres, con un grupo de mujeres, ella se preocupa por lo que viste, si está a la altura de la otra persona? Si la otra persona se viste mejor, se siente inferior, también si la otra persona es más comunicativa. La mujer se incomoda con ciertas cosas que nadie sabe. La verdad es que ella no tiene cara para reconocer esto delante de las demás, pero no hay problema, es exactamente así. ¿Sabe qué pasa? Que nuestra alma humana necesita ser salva, y debe ser observada. Esas cosas pequeñitas, esas incomodidades revelan algo dentro de nosotros. Sin embargo, Dios, el Señor Jesús, nos enseña a razonar, Su Palabra nos enseña a razonar.

Cuando nosotros leemos al respecto de los fariseos, de los sacerdotes, de los sumos sacerdotes, vemos envidia, celos de la fama, porque Jesús llamaba la atención, las personas Lo seguían, y ellos no tenían esa fama. Entonces, se incomodaron. Usted debe verse, porque así tratará el problema, cuando perciba la raíz del problema, es decir, cuando detecte lo que está sucediendo, si se está comparando, si está preocupado por su apariencia para mostrarles a las personas cuán bueno y proactivo es. En fin, usted ve que en realidad todo eso es fútil, porque quiere afirmarse delante de los demás, y no es así. ¿Qué es verdad? La verdad es lo que es necesario.

Entonces, si estoy buscando la aceptación de las personas, ¿es necesario eso? No, no es necesario. ¿Qué necesito? Necesito ser salva de mis conflictos, de mi forma de ser, de mis tinieblas, digamos así, de los malos ojos, del juzgamiento, de lo que sea, porque ciertamente es un comportamiento o una actitud concerniente a lo que está sucediendo en usted. A veces lo pone hacia fuera, como en el caso de los fariseos. Observe estas señales para poder tratarse. Sea humilde, reconozca y tome la decisión de abandonar esa actitud fea, horrorosa. Así debe ver, porque, mientras vea como problema a la otra persona, siempre será tratado como la víctima. Eso es la fe emotiva. La fe emotiva lo hace sentirse el pobrecito, una persona que los otros deben entender y demás. ¿Y la fe inteligente? Me hace reaccionar de la manera correcta, de la manera justa. ¿Qué es correcto delante de Dios? Cuidar mi alma, hacer el bien, tener la conciencia limpia. Eso es correcto. Oyente, aprenda a usar esa fe inteligente.

Si no busca, si no razona, si no se observa a sí mismo, obviamente se dirá a sí mismo que está todo bien, que está todo en orden, y no disfrutará de una fe inteligente, incluso, será un religioso. Puede ser de la Iglesia Universal o de dondequiera que sea, puede tener la posición que sea, pero no tiene algo verdadero, sino algo artificial. ¿Eso es lo que quiere, algo artificial, falso, que lo engaña? No, no es eso lo que quiere. Sin embargo, la forma en que trabaja, lo que alimenta, muchas veces es lo que lo hace apreciar la emoción, no lo correcto, lo justo, lo verdadero.

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