Ep.88 – ¿A qué podemos comparar el Reino de Dios?
- 9
- Dic
- 2024
Cuando comparamos algo, siempre hay una referencia, y Jesús habla de una referencia muy simple, del día a día, para que entiendas mejor.
El Señor Jesús dice que el Reino de Dios se parece a la levadura, mira:
«¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.» Lucas 13:20-22
Jesús tomó un ejemplo de nuestro día a día para que todos pudieran entender, y Él compara el Reino de Dios a esa levadura que, al ser puesta en las tres medidas de harina, creció.
Y la pregunta que te hago a ti que vas a la iglesia, que buscas a Dios, que dices ser cristiano, que dices que conoces a Dios, es a ti que me estoy dirigiendo: ¿has visto algo que crece en tu vida? ¿O va disminuyendo con el tiempo?
La levadura hace crecer esa medida de harina, la semilla, el grano de mostaza se convierte en un gran árbol, donde las aves construyen sus nidos, es decir, tiene una estructura grande que alberga a las aves para sus nidos. ¿Y qué significa esto para mí y para ti?
Es lo siguiente, el Reino de Dios no es una religión, no es una iglesia, no es una teoría, el Reino de Dios es algo que hace desarrollar a la persona, a su alma. Así, la persona deja de ser problemática, es decir, deja de hacer las cosas a su manera, deja de enfocarse en cosas que son pasajeras.
Enojarte, irritarte, puede que suceda, porque todos nos irritamos, nos sentimos molestos, en fin, eso sucede; pero ser una persona así no combina con el Reino de Dios, porque el Reino de Dios alberga, hace que otras personas se beneficien de tu vida, de tu fe, de tu contenido, de tu ejemplo. Te desarrollas con Dios en esa relación, no te quedas igual.
El Reino de Dios trae el desarrollo de la persona con Dios, como ve la vida con su familia, la forma de ver las cosas desde afuera; por ejemplo, tiene un problema en su casa, en el trabajo, en fin, las cosas no están saliendo, pero el Reino de Dios hace que esa persona tenga la dirección de qué hacer, no se enfoca en esas circunstancias.
Si tienes el Reino de Dios en tu interior, tienes dirección, tienes paz, eres feliz, y no por las condiciones externas, sino que eres feliz por causa del Reino de Dios, es decir, por los pensamientos de Dios dentro de ti, por la obra que Él realiza en ti.
En otras palabras, todo crece, abrigas a otras personas a través de la Palabra de Dios, que también te ha abrigado, que también ha dado vida en ti, que ha dado orientación, te ha convertido en una mejor persona dentro de tu casa, de tu familia, en tu trabajo; no solo por lo que haces muy bien, sino especialmente por quién eres. ¡Ese es el Reino de Dios!
Es muy interesante que a veces, en un momento en que estamos mirando algo personal, y no prestamos atención a la Voz de Dios, a los pensamientos del Alto, ahí viene el Espíritu Santo que nos hace recordar Su Palabra.
Si quieres tu reino, tendrás limitaciones, pero si quieres el Reino de Dios, ¡tendrás una visión amplia y te valorizarás!