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Ep.83 – Siervo feliz e infeliz
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¿Ser o hacer? Mucha gente incluso hace. Hace el trabajo, cambia de ropa, cambia de apariencia, cambia la forma de hablar, pero no es.
¿Y cómo sabemos quién es quién? Estamos hablando sobre el Reino de Dios, y vamos a hablar sobre ser siervo de Dios. Porque mucha gente aparenta ser siervo, pero en realidad no lo es. Y lo que prueba eso es el corazón.
Tu corazón habla si eres siervo o solo pretendes ser, solo te haces el siervo.
Jesús dijo:
«Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. Estad siempre preparados y mantened las lámparas encendidas,» Lucas 12:34-35
Nuestros lomos determinan nuestra postura, allí se encuentra nuestra caja torácica, nuestro corazón, y si no vigilamos, no tendremos la postura correcta, la respiración correcta, y la fe también es así. Si no estás ceñido, hablando espiritualmente, si no estás en alerta, percibiendo quién eres, tampoco encenderás tu lámpara, que es la fe.
No pienses que solo por estar yendo a la iglesia significa que estás ceñido, mucho menos encendiendo la lámpara, que es mi fe. Porque eso no habla de lo que realmente estás haciendo.
«y sed semejantes a hombres que esperan a su señor que regresa de las bodas, para abrirle tan pronto como llegue y llame.» Lucas 12:36
¡Imagina, esperar a mi Señor! Si no soy como esos hombres que esperan, entonces no estaré atenta, perceptible cuando Él venga. Por eso la Biblia dice que “seamos” semejantes y no solo “hagamos”.
¿Alguna vez has visto que, a veces, vas a la iglesia y sales de la misma manera? Y esto ocurre cuando la persona no ejercita la fe, y no está atenta a quién es.
Porque para ejercitar la fe, necesitamos estar conscientes de nuestra postura ante Dios.
Si no estamos en esta conciencia, cuando escuchemos la Palabra, no abriríamos la puerta para Dios.
Y eso es lo que ha estado sucediendo con muchos.
Jesús continúa:
«Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando…» Lucas 12:37
Hay tanta gente que dice ser siervo, pero es triste, ¿y por qué? Porque no vigila, no está consciente de su postura ante Dios.
«… en verdad os digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá.» Lucas 12:37
¡Qué Dios maravilloso!
¿Te sientes en esa condición actualmente? En la que Jesús te está colocando para sentarte a la mesa, y Él te sirviendo?
«Ah, no, Vivi, no me siento así…»
Pero puedes empezar a sentirte así cuando comiences a tener responsabilidad con tu alma, cuando vigiles. Y así serás feliz, ¡bienaventurado!
Cuántas personas se hacen pasar por siervos, contaminando a otras personas que ya no quieren servir a Dios, porque no se colocan en su postura.
Y aún: «Y ya sea que venga en la segunda vigilia, o aun en la tercera, y los halla así, dichosos son aquellos siervos.» Lucas 12:38
Es decir, en todo el tiempo que ven a esos siervos, ellos están vigilando, y por eso son felices, son bienaventurados.
Y esos siervos vigilan porque saben que su alma está en riesgo. Nuestra alma está en riesgo todos los días.
«Podéis estar seguros de que si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, no hubiera permitido que entrara en su casa. Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis.» Lucas 12:39-40
¡Necesitamos estar en alerta! Porque tenemos corazón, sentimos, tenemos la tendencia de querer hacer nuestra voluntad, pero no me sirvo a mí misma, necesito estar consciente de que soy sierva, y por eso tengo que estar a disposición de mi Señor, tengo que estar esperando a mi Señor, pues así estaré atenta a todo lo que está pasando a mi alrededor.
¿Y tú? ¿Te vas a colocar en tu postura de siervo? Por cierto, ¿vas a ser ese siervo feliz o infeliz?