Ep.100 – Hijo inseguro

Ep.100 – Hijo inseguro

¡Qué maravilla cuando un pecador se arrepiente! Pero qué tristeza es cuando no hay arrepentimiento, porque hay inseguridad. La prueba de esto es que en la parábola del hijo pródigo, vemos la reacción del hijo mayor, cuando el padre hace una gran fiesta con el regreso del hijo perdido:

«Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y danzas. Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. Y él le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo ha recibido sano y salvo”. Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. Pero respondiendo él, le dijo al padre: “Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos; pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado”.  Y él le dijo: “Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.» Lucas 15:25-32

La reacción de este segundo hijo, que se quedó en la casa del padre, es como aquella persona que permanece buscando a Dios, pero en lugar de desarrollar su vida con Él, se queda raquítica, sin desenvolverse, no se desarrolla espiritualmente porque está en la casa del Padre, sintiéndose perfecto, y entonces no hay ningún ejercicio de Fe.

Así, muchos se encuentran en la Casa de Dios. Nunca salieron de la iglesia, pero viven inseguros, pues no ejercitan la Fe para desarrollarse como hijos de Dios.

Y observa qué interesante porque el hijo mayor no quiso festejar, no quiso entrar, y el padre rogó que él entrara y participara. Porque aunque era mayor, no había madurado, sino que su relación con su padre estaba atrasada, no se desenvolvía.

¿Eres tú ese hijo que está en la Casa de Dios, pero lo ve de forma equivocada, como si Él te estuviera menospreciando? ¿Te comparas con otras personas que dan testimonio? ¿Tratas mal a aquellos que se desarrollan? ¿Está esto sucediendo contigo?

Si has sido ese hijo inseguro, ¡Tienes que saber que Dios te está rogando: «¡Entra! ¡Ven a Mí! ¡Ven!»!

Si estás dentro de Su Casa, pero estás distante, mirando todo con malos ojos, Él te está llamando de vuelta. ¡Piensa en esto!

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