¿DEJAS QUE DIOS PARTICIPE?

¿Cuántas veces estuvimos buscando respuestas en las personas y nos afligimos? ¿Cuántas veces buscamos ser comprendidos por los demás? ¿Cuántas veces buscamos que alguien nos dé una solución?

“Que el Señor te responda en el día de la angustia. Que el nombre del Dios de Jacob te ponga en alto”. Salmos 20:1

Para que Dios nos respondiera, tuvimos que ejercitar la fe, tuvimos que creer al hablar con Él, tuvimos que ser originales y sinceros, tuvimos que insistir y perseverar.

Nada mejor que enfrentar el día de la angustia para hacer esto de forma auténtica. El salmista David dice: “Que el Señor te responda en el día de la angustia…”, es decir, elegimos, entre tantas opciones y propuestas del mundo (redes sociales, personas, dinero), pedirle a Dios.
Entonces, ¡que Dios nos responda!

Para lograr esperar la respuesta de Dios, debemos creer en Él, sin miedo e inseguridad con respecto a Su tiempo, aunque nuestra voluntad tenga prisa.

¡¿Cuántas veces tuve que elegir esto?! Que Dios me responda y esperar.

«… Que el nombre de Dios de Jacob te ponga en alto”.

¿Cuántas veces tuve que elegir esperar que Dios me honrara?
Fue una decisión que tomé, incluso delante de mi voluntad, queriendo que sea a mi manera.

Esperé en Él, y Él realmente me puso en alto. No fui yo quien busqué ponerme en ese lugar, y eso me proporciona paz.
Sin embargo, muchas veces intenté ponerme en alto y no tuve paz; al contrario, tuve muchas dudas cuando estuve donde tanto busqué estar.

Que el Señor pueda abrir tu entendimiento para entender la Obra que Él quiere hacer en tu vida.