- 7
- Mar
- 2013
Cuarentena – Dia 38
- 7
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“Y el diablo le dijo: Todo este dominio y su gloria te daré; pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy.
Por tanto, si te postras delante de mí, todo será tuyo.
Respondiendo Jesús, le dijo: Escrito está: «AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y A EL SOLO SERVIRAS.» ( Lc.4:6-8 )
Observa… el diablo, elevándolo, le mostró en un momento todos los reinos del mundo.
De la misma forma, el diablo podrá elevarte a un lugar, de forma que veas y compares tu situación, a lo que aún no has conquistado.
Rápidamente surgen varias opciones; el brillo del mundo. Y no es algo difícil de mostrar; es simple… Sugerencias donde puedas “reinar”; algo que te favorezca, que te permita tener éxito en este mundo.
“Te daré toda esta autoridad y la gloria de estos reinos, porque ella me fue entregada, y la doy a quién yo quiera.”
Interesante…
¿Por qué el diablo ofrendaría algo que había codiciado en el cielo? ¿Por qué ahora la entregaría a quien la quisiera?!
Como sabes todo hombre busca la gloria, el reconocimiento, el poder. Y es justamente aquí que muchos caen…
Pero, aún toda la autoridad y gloria de este mundo, que fueron dadas al diablo, no tienen el poder de satisfacerle.
Piensa conmigo…
El diablo, aparentemente, ha dado “fuerza” y; “autoridad ” para los que se dejan llevar por sus malos intentos o emociones… pero ¡compara el destino de los que se sometieron a él!
¿Nunca te has parado a pensarlo?! Entonces, ¿dónde quieres llegar?
¿Quieres reinar con Cristo, o con el diablo y su codicia?
El diablo tiene autoridad y gloria para darte durante un momento… Pero ¡ni él se satisface con la gloria que este mundo tiene!
Dios no busca este “éxito”… Él respeta el tiempo oportuno, no imponiendo su gloria a este mundo, sino revelándose a los que desean conocerla.
Es opción de cada uno, de la cual también el diablo disfrutó, en el cielo, optando por codiciar aquello que no le pertenecía.
Por eso, hoy, desea ofrendar a los demás, lo que él propio usurpó.
Quien actualmente desea la gloria de este mundo y su autoridad, puede designarse como “pobre” – perdona la expresión – porque necesita un medio para afirmarse.
Quien es de Dios, no necesita esto, ¡porque tiene la certeza y el placer de servirlo!
Ah… como se atormenta el diablo en este momento, porque le gustaría volver al pasado y reprender aquello que sintió… ¡hacer la elección correcta!
Pero, ahora es demasiado tarde…
“…si postrado me adoraras, toda será tuya.” (Lc.4:7)
¡El diablo ofrece “todo”… postrado a él! Todo lo que él ofrece, viene con la condición de “darle cuentas”… Él será el dios de aquel que adora la pobreza de este mundo.
Quien se postra a la sugerencia del diablo, ¡él será señor en esa vida!
Siempre tenemos que hacer elecciones, y la del Señor Jesús fue decisiva: Cortó por la raíz la tentación; no se quedó conversando “en vano” con el diablo.
Jesús fue claro, definido y racional en su elección.
“Pero Jesús le respondió: Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y sólo a él darás culto.” (Lc.4:8)
El Señor Jesús responde siempre definido, con conocimiento de las Escrituras… ¡Entiendes ahora la importancia de leer, meditar en la Palabra de Dios y guardarla!
Porque sólo quien medita, se acuerda de las Escrituras, y le traerá respuesta a cualquier tentación que surja, y, la luz de la Biblia, estará firme contra el mal.
¿Qué tentación que afronta tu fe? Di para ti misma y exterioriza para que el diablo lo oiga: “Sólo a Dios daré culto.”
Tu condición es la de servir, y no la de ser servida…
El diablo, en un determinado momento, me tentó en los sentimientos. Recuerdo que expresé, definida: “Viviane, puedes gemir lo que sea, no voy a hacer tu voluntad. Aunque toda la vida quede con esa afronta, no voy a dar… pronto, y acabó!”
Debes exteriorizar; hablar con el diablo… ¡¿Él no habla consigo?! Tu debes hablar más alto y usar tu autoridad para callarle enseguida…
¡Reafirma lo que quieres que prevalezca!
Recuerdo que en esta experiencia, el grito no duró más de dos minutos…
Pero llegó a su fin, porque cada día mostraba a Dios y al diablo lo que yo quería. Ahí estaba definiendo mi fe…
¡¡Y enseguida comenzó mi ministerio a crecer!!
Tal vez digas: ¿Tardó tanto?
Sí, amiga. ¡La vida tiene un alto precio! No consiste sólo en dedicar el salario del mes y colocar en el altar, sino ¡toda tu existencia!
No fue un tiempo, fueron meses, y esto requiere “sangre”; sacrificio, para que así otras vidas, reciban la vida que has adquirido con esfuerzo y “violencia”.
No es con palabras que me comunico contigo, es con mi vida. Es el Espíritu Santo que está dentro de mí, que habla contigo, porque yo no poseo palabras convincentes para cambiarte.
¡Fue lo que Él hizo en mí, lo que está teniendo acceso para hacerlo contigo!
Es su momento… Expresa, desahógate y encuentra en Dios tu refugio.
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arcenio h carrizo
13 marzo, 2014 a 18:2
Muy buena la reflexión, es la primera vez que leo su blog Sra. y lo voy a seguir ud. es una verdadera mujer de Dios.