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Correcto a tus ojos pero errado a los ojos de Dios
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Hola a todos los internautas. Estamos aquí todos los lunes, miércoles y viernes, publicando un artículo exclusivamente para que disciernas cómo estás viviendo, y no sólo para que descubras lo que ocurrió en el pasado a través de una historia Bíblica. Es para que entiendas si has reaccionado de forma errada o de que forma debes usar la fe.
“Y al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían, y dijo al culpable: ¿Por qué golpeas a tu compañero?
Y él respondió: ¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás pensando matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente se ha divulgado el asunto.
Cuando Faraón se enteró del asunto, trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir a la tierra de Madián, y allí se sentó junto a un pozo.” (Ex. 2:13-15)
Cuando queremos hacer justicia según nuestros propios ojos, actuamos por un impulso. Moisés tal vez esperaba que al regresar a los hebreos, encontraría apoyo, ya que había matado a un egipcio en defensa de ellos. Entonces, ciertamente encontraría apoyo en su propio pueblo.
Pero el que estaba involucrado en la pelea, le preguntó que quien le había puesto por príncipe, y que si pensaba matarlo, igual que hizo al egipcio. No vio en Moisés ninguna autoridad y no se sometió a él.
Moisés pensó que estaba haciendo bien al defenderlo, sin embargo hizo justicia a su manera.
Y es donde muchas personas se equivocan, al intentar hacer justicia basadas en su propia forma de pensar. ¿Por qué? ¡Por qué no hacen participe a Dios! Con seguridad, cuando Moisés se dio cuenta de la realidad, se decepcionó, pensando que tendría un apoyo, pero encontró rechazo por parte del propio pueblo.
Moisés era príncipe, tenía capacidad, estudios, formación. En fin, todo lo que su pueblo no tendría, porque él estaba como príncipe. El problema es que él lo hizo a su manera. Y cuando haces la cosa a tu manera, no ganas credibilidad entre los suyos, en su pueblo, familia y entre los que están cerca de ti. Por causa de esto, Moisés temió y huyó de la presencia de Faraón.
Cuando actuamos por un impulso y huimos, la conciencia nos acusa. Observa que la pregunta que el hebreo le hizo, ciertamente duró años en su cabeza.
Después de haber defendido a su pueblo por lo mismo, fue igualmente rechazado por su propia casa.
También debes evaluar tus actitudes. No pienses que sólo cometías errores en el pasado, cuando eras incrédulo. Hoy, incluso como cristiano, creyendo en Dios, sino lo percibes, sino vigilas, no descubres tus errores. Ciertamente hay situaciones en las que actúas por un impulso o por tu voluntad, no te sometes a la voluntad de Dios.
Si haces participe a Dios de tu vida, ciertamente Él te guiará, pero sino lo haces, harás todo a tu manera.
Nos cabe a nosotras discernirlo.
Queda en la fe. Usa la fe inteligente que Dios te dio y haz la diferencia. Si tienes que temer, teme a Dios y no delante del hombre del cual cometiste el error. Si temes a Dios, no te pesará la conciencia delante de los hombres, sino que estarás tranquilo, en paz y, con certeza, verás a Dios guiándote en todo momento.
Mira hacia delante, corrige tus errores y haz lo que es correcto a los ojos de Dios.
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Tatiana
22 junio, 2015 a 21:2
asi es no hay que hacer las cosas a nuestra manera sino que hay que hacer la voluntad de Dios
johanna
5 noviembre, 2014 a 11:2
sin mas palabras lo hare
Daniela
5 noviembre, 2014 a 5:2
Sólo Dios sabe lo que es «correcto» para nuestras vidas, ya que, a veces, ni siquiera es un pecado sino una mala decisión que tomamos… algo que tal vez no conviene a nuestra vida porque no es la voluntad de Dios y lo ignoramos. Sin embargo, no podemos desmayar por eso. Tenemos que vivir nuestra fe día con día ¡Sin miedo a fallar!
Mayte
1 noviembre, 2014 a 22:2
Muy fuerte este mensaje sra. es verdad pues son la mayoría que hacen justicia con sus propias manos. sin primero ver las consecuencias y primeramente si fue al agrado a los ojos de Dios. en este mensaje aprendí a que no debo dejarme llevar por mis impulsos y debo estar sometida a Dios porque es el quien nos dará sabiduría y dirección para hacer lo correcto.