Complejo

¡Complejo………algo horrible que cargamos en nuestro interior!

Me acuerdo que desde mi infancia tenía complejos, debido a estar poco tiempo en la ciudad, porque vivía en una finca.

Entonces, me sentía inferior a mis compañeras de la escuela, observaba todo en ellas, su vestuario, sus cabellos, sus padres,….¡Hasta su bocadillo! Y esto me convirtió en una persona amargada, horrorosa por dentro. Llegaba a agredirlos, y lo peor de todo es que crecí así. ¡Piensa en una de estas cosas!

Pero es la pura verdad, y sucede con muchas jóvenes que cargan y alimentan ese sentimiento hasta hoy.

¿Y cómo vencemos ese sentimiento que nos intimida tanto? ¡¿Qué nos seca la garganta, hasta el límite, hasta el punto de no salir ni siquiera una palabra de nuestra boca?!

Un sentimiento maldito, que hace que la persona se quede paralizada delante de los demás….que hace que ella se disminuya, sintiéndose la peor persona del mundo.

Como muchas, que piensan que era mejor no existir… y ahí comienzan a ver cosas en si mismas que no existen: Se ven feas; que nacieron de una familia pobre; son muy «bajitas»; no son inteligentes o no tienen estudios…en fin, asumen todo lo que no sirve, porque a su manera de ver, no existe nada bueno.

¿Cómo una persona así puede cambiar? ¿Será posible?

Si, es posible, porque quien escribió este mensaje, era todo eso – y algo más- ¡Y venció!

Y venzo todos los días, pues no voy a dejar de tener sentimientos, pero hoy los domino. ¡Soy yo quien manda!

Entonces yo hablé con Él con todas mis fuerzas y sinceridad, Él me oyó, me fortaleció, y me hizo ver mi valor.

Me hizo comprender que Él dio su vida por mi, para que hoy yo no sufriese, y me valorizase; para que me viese al espejo y entendiese que soy única, que no existe nadie más igual que yo.

Y empecé a ser diferente, a cuidar de mi, invirtiendo en mi salud, vistiéndome diferente, usando maquillaje, etc.

¿Pero cómo tuve fuerzas para eso, si yo solo me rebajaba?

Ahí está el secreto: Yo acepté a UN AMIGO verdadero en mi vida. ¿recuerdas?

Solo Él pudo arrancar todo lo que no servía, que estaba dentro de mi.

Y entonces yo pude ver mi belleza exterior, ¡gracias Jesús!

Hoy yo me valoró, y «me amo». ¿Y tú? Con todo lo que acabas de leer, ¿vas a continuar como estás? ¿O vas a aceptar a ESE AMIGO también?

Un abrazo