Comparación y Sordera

Comparar no nos deja oír a nadie… Sino que nosotros idealizamos a través de aquello que nuestros ojos ven.

No escucha consejos, por lo que con seguridad, aumenta la distancia que permitiría la ayuda de alguien.

Es imposible aprender y evolucionar cuando no oímos ni evaluamos.
Es imposible encontrar el éxito… sintiendo.

Creer no tiene nada que ver con lo que se ve.
La creencia envuelve certeza. La comparación trae duda y tormento.

¿Por qué eres obstinada e insistes en mantener tus ideas?
¿Por qué estás más apta para apoyarte en lo que sientes que en la razón?

La comparación no se trata de razonar, sino de usar la emoción. La emoción es la reacción más natural del Ser Humano, y, por eso, provoca tantos daños en este mundo. Sin embargo la razón, cuesta… pero es lo que da valor al ser humano y lo motiva a ser independiente de las debilidades que este mundo le presenta.

Amiga lectora, evalúa tu situación por tus acciones. No te juzgues a ti misma como “buena” o justa, sino pesa tus actitudes.

Evalúa cómo has sido delante de los demás – que están por encima de ti – o delante de quien aprecias. Observa cómo te comportas.

“Oiga el sabio y aumente en prudencia; y el instruido adquiera habilidad para entender proverbios y parábolas, las palabras y enigmas de los sabios.”

(Pv1:5,6)

¿Qué entiendes por parábolas?

Tu historia… Se encaja en una parábola. Algo que debe descubrirse para después ser oído y comprendido.